Identificar organizaciones que puedan acortar las brechas del conocimiento es un paso importante cuando se busca diseñar estrategias efectivas para la adaptación local al cambio climático, según un experto en adaptación basada en los ecosistemas.
Dichas organizaciones pueden ayudar a crear asociaciones de colaboración entre los agricultores, los científicos y los encargados de formular políticas, dijo Raffaele Vignola, Director de la Cátedra Latinoamericana de Decisiones Ambientales para el Cambio Global del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) en Costa Rica.
“Tenemos que reconocer que la adaptación tiene lugar dentro de contextos complejos de gobernanza”, dijo Vignola, quien condujo una investigación en la sub-cuenca Birris en Costa Rica central, donde una combinación de lluvias extremas, horticultura intensiva y pastoreo de ganado lechero en pendientes pronunciadas ha ocasionado una erosión severa, creando problemas para los agricultores y el sector de generación hidroeléctrica.
La región aguas arriba de la cuenca está sometida a una producción agrícola intensa. Durante los últimos 40 años, el aumento observado y proyectado de eventos de precipitación extrema relacionados con el cambio climático, promete aumentar la vulnerabilidad de estas áreas a la erosión de los suelos. Al mismo tiempo, las represas de generación hidroeléctrica aguas abajo, están siendo afectadas por la erosión aguas arriba – ocasionando costos anuales de más de dos millones de dólares para retirar los sedimentos y drenar las represas.
Birris forma parte de la cuenta Reventazón, principal área en Costa Rica para la producción de generación hidroeléctrica, donde las represas proporcionan más del 37 por ciento del suministro de electricidad del país.
Las interacciones entre los actores con distintos intereses, mandatos, idiomas y entendimiento de los problemas y soluciones influencian la forma en que la acción colectiva puede promover la conservación en cuencas tan vulnerables como Birris, dijo Vignola.
Por ello, las organizaciones encargadas de sintetizar la información para estos actores pueden jugar un papel importante, llevando los mensajes de un escenario al otro – por ejemplo desde los científicos a los agricultores y vice versa – y pueden mejorar potencialmente la base de información que guía la toma de decisiones. Estas organizaciones también pueden promover visiones compartidas, generando al mismo tiempo esfuerzos de colaboración y entendimiento entre los múltiples actores, explicó Vignola durante el Tercer Congreso Latino Americano de IUFRO, realizado en San José en junio.
Tales flujos de información pueden apoyar la adaptación basada en los ecosistemas (EBA, por sus siglas en inglés), que Vignola describió como “un enfoque versátil que brinda múltiples beneficios” para consolidar la capacidad de adaptación de las comunidades locales y de los ecosistemas con el fin de reducir los riesgos asociados con el cambio climático.
EBA se basa en el reconocimiento de que dichos servicios de los ecosistemas, tales como el suministro de alimentos y la reducción de inundaciones o deslizamientos de tierra, protegen a las personas de las amenazas climáticas. Igualmente reconoce que las personas que dependen directamente de estos servicios serán quienes resulten afectadas con mayor severidad.
“Para obtener el máximo provecho de EBA, necesitamos integrar la información de múltiples disciplinas en las estrategias locales”, dijo Vignola.
La investigación de Vignola confirma hallazgos anteriores (ver por ejemplo (acá, acá y acá) sobre la forma en que las organizaciones puente pueden ayudar a las comunidades locales a adaptarse a los cambios en su entorno.
“Algunas de las formas en que las organizaciones puente pueden contribuir son la comunicación de hallazgos relevantes en la investigación, la traducción de los mensajes al idioma apropiado para cada política y comunidad y la mediación entre los intereses”.
La presente investigación se llevó a cabo como parte del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Arboles y Agroforestería y el Programa de Investigación sobre Bosques Tropicales y la Adaptación al Cambio Climático (TroFCCA), conducidos por CATIE y CIFOR con el financiamiento de la Unión Europea.
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