Una de las características más importantes en una empresa, negocio, gobierno, institución, etc, es la comunicacion. Algunos, enajenados en dedicar todos sus esfuerzos a la imagen exterior, olvidan con mucha facilidad la importancia de la imagen interna; la que proporciona a sus propios empleados.
Hace tiempo que el modelo de empresa paternalista pasó al olvido, y el tiempo que dedican a sus empleados, se ve ampliamente recompensado en el clima de trabajo y por derivación, en el rendimiento. La regla básica sigue siendo intentar por todos los medios crear empatía con la empresa; cambiar el concepto de » en la empresa en que trabajo pasa x» por » en mi empresa pasa x».
Pero todavía hay fallos fundamentales en este planteamiento, fallos que a un especialista en comunicación resultan evidentes.
En muchos casos, la norma a seguir, es desgraciadamente maquillar lo bueno con exageración y esconder lo desagradable, creando una imagen que huele a artifício y es poco consistente. Ganarse la confianza de un público es muy difícil, pero perderla puede ser cuestión de minutos.
Una imagen lo más aproximada a la verdad, es lo que a la larga traerá más éxito. Se debe concentrar el esfuerzo en el «cómo» decir las cosas, que es muchas veces más importante que lo que se tiene que decir. La historia de la política americana esta llena de ejemplos; las confesiones por delante antes de que se descubran los hechos desagradables tienen mucho más valor que el desastre de que alguien ajeno lo descubra por sus propios medios y lo publique.
Quizás es sobre todo una cuestión psicológica. A cómo se cree cada uno que una situación u otra le atañe personalmente.
Ante una confesión podemos sentirnos magnánimos, el orador-pecador se pone humildemente a la disposición de nuestro veredicto. Pero en el caso del engaño, no sólo tenemos en cuenta el agravio en sí, también la consideración de que nos han tomado por tontos. Y duele.
También tenemos tendencia a creer que nos están tomando el pelo cuando en determinadas circunstancias no hay una información clara o es nula. Inherente a nuestro espíritu humano y al desarrollo como especie, es el deseo de conocer lo que no se sabe: la curiosidad.
Matase o no al gato, es importante llevar una política de Relaciones Públicas que la mantenga satisfecha tanto para los públicos externos como internos de una empresa.