Bien podría con este título comenzar un ensayo o un manual sobre el perfecto comunicador. Pero no es ésa precisamente mi intención cuando escribo esas cinco palabras que llevan varios días rondándome la cabeza.
Y creo que la clave, el quid, está en la diferencia que hay entre ser y estar. Hoy -por ayer-, precisamente, mientras asistía la presentación de la red social para móviles MyMadrid, en el Santiago Bernabéu, unos de los ponentes que han intervenido -siento no recordar su nombre- hablaba de los tiempos que corren: excesos de mensajes, exceso de emisores, múltiples receptores, receptores cada vez más exigentes y por tanto, variables, etc., etc. ¿Cómo elegir y destacar bien el mensaje? ¿Cómo hacer que los demás te elijan a ti y no a otro, y no te olviden rápido? ¿Cómo acertar con el target seleccionado?
Hoy, con estas reglas del juego, la gran clave en está en ser. Puedes estar para los demás: estar en medios, estar en Internet, estar en las marquesinas… Estar, estar, estar. Sólo estar= error.
Hay que dejar ese estar en potencia, y pasar al ser, acto. Una visión claramente aristotélica de la comunicación. Pero creo que es así. Cuando uno es, se convierte en una realidad individualizable que no se confunde con el estar o sea, lo que seré en potencia.
Siempre se ha hablado de lo complicado que es vender un servicio. Efectivamente. El mejor vendedor de un servicio es el que lo ha probado, es decir, el que lo ha hecho. Ese servicio ha sido -lo ha materializado- para el consumidor. Aristóteles define el movimiento como el paso de la potencia al acto, y, de un modo más técnico «el acto de lo que está en potencia, en tanto que está en potencia».
Cuando se es, se es acto; se hace realidad tangible nuestro mensaje, nuestro producto, nuestro servicio. Pasamos del estar al ser. Y esa traslación lleva aparejado, también, el concepto movimiento.
Si conseguimos ser para los demás, habremos dado un gran salto cualitativo y cuantitativo en la comunicación. Nos haremos realidad para nuestros receptores y conseguiremos, de esta forma, distinguirnos de la competencia.
Esta frase, sin derechos de autor, parida por la simple aplicación de la razón y la experiencia, ha cobrado tal sentido para mí, que esa debe ser la finalidad que le imprima a todos los servicios de comunicación que vengo prestando, con un sólo objetivo: ser para los demás.
* Por Fernando R. Ortega, socio fundador Grupo Áttakus.