La “hoja de ruta” europea elaborada y decidida, como siempre, por Ángela Merkel y Nicolás Sarkozy, ya comienza a resultar un hartazgo insoportable. Al final, los términos “rigor presupuestario” y “sanciones automáticas”, aparecen irremisiblemente y todos sabemos a quien van dirigidas sus sanas advertencias, es decir, a los españoles entre otros desheredados de la fortuna. En nuestro caso, por lo menos, tenemos cierta justificación por haber tenido que soportar durante las dos últimas legislaciones, un castigo divino e inmerecido llamado Zapatero. Como bien sabemos, y así nos lo repitió entre otras ocurrencias suyas, nuestro sistema financiero era el más seguro del mundo y un ejemplo a imitar.
Alemania y Francia, o sea, Merkel y Sarkozy , apuestan (deciden) por un Tratado para la UE que diseñe una política económica común, una fiscalidad armonizada y un blindaje del euro, algo que Rajoy comparte totalmente, si bien, conviene aclarar que tampoco le queda otra alternativa. Lo ridículo de la situación es que dicha propuesta de adhesión no podrá ser efectuada personalmente por nuestro presidente electo , Mariano Rajoy, hoy viernes día 9 en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, sino que se hará a través del presidente en “funciones”, Rodríguez Zapatero, alma mater de todas nuestras desgracias económicas y sociales, para quien todo eso de la crisis y la burbuja inmobiliaria era un invento maligno de ciertos traidores a la patria y que nunca afectaría a España. Puede darse el caso, normal en este tipo de encuentros, que se susciten preguntas y opiniones sobre las que habrá que tomar postura y decidir, lo que justificaría la presencia de Rajoy en la reunión y no la del fenecido y amortizado políticamente Rodríguez Zapatero, pero como casi siempre, la suerte no nos acompaña…
Los españoles, por desgracia, somos demasiado frágiles de memoria. Afirmar a estas alturas que ZP ha sido un mentiroso, no es ningún insulto. Consta en montones de informaciones publicadas en los distintos medios. Existen ejemplos a montones como el negar que se estaba negociando con ETA tras el atentado de Barajas, por citar un caso. Faltar a la verdad, engañar, en cualquier país democrático, supone el tener que presentar la dimisión irrevocable, cultura que en España es totalmente desconocida e ignorada y así nos va. Se buscará y aportarán mil estrategias más falsas que una peseta de madera, con tal de justificar el vergonzoso embuste.
La sociedad española, y más en estos momentos de angustia e incertidumbre, demanda que no se la mienta y se respeten sus derechos. Los ciudadanos sabemos que estamos pasando por momentos críticos, pero la colaboración para superar el trance solo se logrará conociendo la realidad de los hechos y saber a que nos enfrentamos. Ášnica forma de sentirnos solidarios. Desinformación y dudas solo conseguirán incrementar la desconfianza una vez más.
Ya son excesivos los comentarios, versallescos en ocasiones, por parte del PP y PSOE, aparecidos en los medios en relación con la transmisión de poderes entre ambos partidos. Los calificativos empleados, entre modélico y ejemplar, merecerán tal tratamiento cuando termine el necesario trámite en todos los ministerios y organismos afectados, para conocer el estado real en que se encuentran las arcas del Tesoro Público, fiscalización de cuentas, etc. y que todo quede zanjado sin la aparición de “sapos” y “mortadelas” como los que han surgido tras la elecciones Municipales y Autonómicas al efectuar las correspondientes auditorias en ciertos Ayuntamientos y CC.AA., que están obligando a los actuales regidores del PP a endeudarse hasta las cejas, para poder pagar, entre otros, a los proveedores de dichos organismos. Lo verdaderamente triste es que este tipo de deleznables conductas no sean severamente juzgadas, y que sus responsables, caso de resultar culpables, devuelvan hasta el último céntimo y paguen con sus huesos en la cárcel. Si así fuera, aunque solo fuese por atrición, no nos encontraríamos ahora con tan terrible panorama y más de cinco millones de parados.