Karma

Construyamos libertad

Hay dos clases de libertad: la personal, que es la libertad de la conciencia para soltarse de sus ataduras, y es psicológica, ética, espiritual, y las libertades sociales que dependen directamente de las conciencias libres que forman la sociedad.

Del número de conciencias libres depende que exista una sociedad de hombres libres; de lo contrario, ¿con qué material humano podría construirse? ¿Pueden conciencias esclavas del ego formar sociedades donde prevalezca el altruismo? Pues cuando no prevalece el altruismo, prevalece el egoísmo. Y el egocentrismo es precisamente el pilar donde este mundo se sostiene, y no por casualidad es reforzado por fuerzas contrarias a toda idea de altruismo y bondad.

Durante siglos, la humanidad ha soportado el espectáculo teatral de poderosas fuerzas enemigas de la Verdad divina y de las verdades humanas de libertad; fuerzas contrarias cuya diversidad de ropajes han sido los más convenientes para ejercer sobre las conciencias toda clase de poderes: religiosos, sociales, militares, políticos, culturales, mediáticos, financieros y otros. Tales cosas se hicieron y hacen posibles mediante una compleja red de alianzas y acuerdos sobre el respectivo papel de cada una de esas fuerzas contrarias a la libertad, la justicia, la hermandad y la igualdad manteniendo entre sí un difícil equilibrio entre sus poderes respectivos.

Mediante diversos actores públicos para dar la cara en su nombre, tales fuerzas actúan desde las sombras en nuestro mundo desde los escenarios respectivos utilizando métodos muy semejantes casi invariables en el tiempo por cada sector del Poder. Engaños, traiciones, conspiraciones, diversos tipos de manipulación, -incluida la mental y emocional,- y otras formas mucho menos sutiles, como la violencia extrema hasta el asesinato o la guerra, son cotidianos en su modo de obrar en el pasado y hoy mismo. Con estos métodos se persigue invariablemente controlar las conciencias, controlar egoístamente los recursos del Planeta, los recursos materiales de todos y la energía mental personal hasta llevar a los pueblos a la sumisión y a la ruina. Hoy más que nunca resulta evidente este hecho. Con ese objeto, cada individuo desde su nacimiento hasta su muerte es “fichado” en un sin fin de aspectos, como el ser bautizado en una religión, o adscrito a una identidad nacional, por poner dos ejemplos entre los muchos.

Campañas sistemáticas de «pedagogía popular» son promovidas desde palacios, catedrales, mezquitas, sedes de gobiernos, colegios y universidades, centros de inteligencia militar y grandes corporaciones financieras en perfecta sintonía y divulgadas por agencias de prensa, radios y televisiones públicas y privadas para uniformar las mentes. Los niños son programados en la misma dirección desde la propia familia, y luego en la escuela, para que acepten todo aquello que deben aceptar para integrarse en el rebaño de espectadores, creadores de riqueza, y sumisos consumidores. Principalmente se trata de aprender desde la niñez que es necesario someterse a todos aquellos a quienes se les define como autoridad, aunque carezcan de autoridad moral alguna, a renunciar a su capacidad crítica y creatividad; a ser competitivos e individualistas y aceptar a todo tipo de intermediarios: religiosos, políticos, económicos, culturales desde la cuna hasta la sepultura. Estos aspectos son determinantes para que funcione la sociedad del espectáculo-extorsión mediante el cual unos -los pocos-consiguen poder, reconocimiento social y riquezas mientras otros- los muchos-viven cada día peor, o mueren cada dos segundos de sed, hambre o enfermedades curables.

La brecha tiende a agrandarse mientras se siga viviendo por las mayorías como normal todo lo anormal en esta comedia en la que no existen culpables si son demasiado poderosos, y se busque imitar a todo aquel que aparece revestido con riquezas o de una supuesta autoridad competente. Pero ¿quiénes están detrás de las riquezas y de la llamada autoridad competente?… Los cómplices visibles de las fuerzas más oscuras del Universo a cuyo servicio están ellos y todos los que les siguen hipnotizados por su aparente poder y quieren ser como ellos (ricos, poderosos, reconocidos). Los que así proceden son las víctimas. De estas víctimas-«inmensas mayorías»,- viven las poderosas minorías del poder oscuro.

Religiones institucionales se encargan de mentir para las víctimas exhibiendo libros hábilmente condicionados (biblias, historia falsificada o códigos de derecho, según el “ramo”) para justificar ante el mundo sus situaciones de privilegio en total oposición a los principios espirituales o humanos que dicen defender. Derechos Humanos reconocidos oficialmente como hitos de civilización son exhibidos como coartada para justificar actuaciones criminales desde los poderes públicos. Y mientras esto sucede, se llenan de cadáveres y heridos las naciones violentadas, los edificios de las iglesias de sumisos acríticos, y las prisiones del mundo de testigos incómodos que denuncian las injusticias y se niegan a ser imitadores o víctimas.

Construyamos libertad, espacios de libertad interior y en nuestro entorno inmediato. Respetemos a aquellos con los que nos relacionamos sin intentar imponerles nuestras ideas ni nuestros deseos. Pongamos sólidos cimientos para construir libertad si queremos que este mundo de un vuelco positivo.

Concluyo con una cita de la profeta alemana Gabriele Wittek: “ El camino al Yo eterno comienza con el vencerse a sí mismo a través de la fuerza del Cristo de Dios. Solo con la fuerza de Cristo superamos nuestra vida. No desaprovechemos nuestra vida solo con modo de pensar egoísta y humano y su correspondiente modo de actuar, sino que esforcémonos en lo que está detrás de nuestra propia fachada, interiorizándonos y preguntándonos a menudo: ¿qué está pasando ahora en realidad? ¿qué estoy pensando? ¿Qué estoy sintiendo?¿Ante qué estoy reaccionando? Así damos un paso para salir de la superficialidad. Y al observarnos a nosotros mismos nos damos cuenta de muchas cosas sobre nosotros, descubriendo más de algo que hasta ahora no nos había sido consciente. Así se nos plantea también la pregunta:¿Queremos seguir siendo así como somos en este momento, o queremos cambiar? En nuestra vida todo se hará entonces más vivo y así tendremos la oportunidad de que más de una cosa sea mejor”. ( Hasta aquí la cita)

Llevamos milenios equivocándonos, y el resultado es este mundo que vemos desmoronarse entre la infelicidad , la pobreza y la violencia. Tal vez es el momento de comenzar a salir de la superficialidad y del egocentrismo que tanto daño nos está causando y hacernos preguntas. ¿Podría ser un buen propósito para empezar el año?

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.