Lamentable y mediocre discurso el pronunciado días atrás por el presidente de la Generalidad, cuyo contenido evidenció la ramplonería dialéctica de su autor. Perorata a la que acudieron ansiosos miles de sus seguidores y votantes para escuchar la histórica proclamación de la República Independiente de Cataluña, quien con su estrechez intelectual y en cuestión de minutos logró defraudar al auditorio que abandonaron el recinto decepcionados, ninguneados y sin independencia alguna que llevarse a la boca. La cara de su colega Junqueras era un poema implorando comprensión y paciencia que no consiguió. Todo ello aderezado con las durísimas réplicas de los diputados de la oposición desmontando los lamentables argumentos de Puigdemont. Sin la menor duda, presidente y vicepresidente pasaron uno de los peores ratos de sus respectivas vidas.
A tenor del fiasco cosechado, su colega en Madrid, el resentido Pablo Iglesias (Podemos), en baja forma últimamente e intentando disimular él ridículo cosechado en Barcelona, se sacudió el marrón con un tuit afirmando que “no se podía decir que había sido proclamada la independencia…” En cuanto al posicionamiento de su formación seguirá colaborando con el independentismo, empecinados y soñando con cargarse lo que definen como el «Régimen del 78»
La realidad es que la pelota actualmente se encuentra en el tejado del grotesco e incongruente Puigdemont. El Gobierno, por su parte, se limitará a cumplir con su obligación activando el artículo 155 de la Constitución para que en un breve plazo el presidente de la Generalidad se defina si ha declarado o no la independencia en Cataluña.
El Estado, ya no puede permitirse ni permitir mas licencias, trampas ni descalificaciones por parte de los independentistas que perjudiquen la convivencia entre los españoles.. Se necesita más rigor tras la aplicación del citado artículo tendente a recuperar la normalidad institucional y cuanto antes mejor. El Ejecutivo ya cuenta con el apoyo de los constitucionalistas en pro de garantizar la unidad de España.
Consumidos los ciudadanos y consumado el plazo, hasta el próximo jueves a las 10 horas no terminaremos de creernos que Rajoy «Lance un ultimátum» como aparece en todos los medios de comunicación. Desde que asumió la presidencia nunca ha sido partidario de las decisiones drásticas pero si necesarias, dado que en esta ocasión ha rechazada toda posibilidad de dialogo con la Generalidad si decide mantener su postura rupturista. Como contraprestación tendrá que ceder a la apertura de un debate sobre la reforma de la Constitución….Nuestro país no puede despilfarrar mas tiempo buscando la solución de este gran problema, motivo por el cual es preciso quede zanjado cuanto antes y a poder ser de manera definitiva…..¡¡Tiempo al tiempo!!
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela