“Je Suis Charlie”, contra todo terrorismo, toda violencia. A favor del respeto, la libertad, los derechos, la libertad de expresión y la democracia
La manifestación de París, con más de 3.000.000 millones de ciudadanos y ciudadanas, algunos procedentes de otros lugares, una marcha con pancartas y fragor popular con un lema dominante: Je Suis Charlie. Manifestación que entre otros aspectos reivindicaba los valores de la República Francesa. Una marcha encabezada por los familiares de las víctimas del brutal atentado.
Fue mucho más que una manifestación contra la barbarie terrorista que vivió París entre los días 7 y 9 de enero, con un balance de 17 víctimas inocentes, iniciándose el horror contra el semanario satírico Charlie Hebdo, y finalizando en una tienda judía.
Toda una conjunción de expresión de sentimientos; la defensa total de la libertad, la de expresión, la del respeto, la democracia y de rechazo a todo tipo de violencia. La cual lamentablemente se muestra en muy distintas formas, muchas de las cuales las están padeciendo muchos ciudadanos y ciudadanas del mundo, justificadas por aquellos que la ejercen en nombre de que no sé qué razón. Cuando la realidad es que no existe justificación alguna para la barbarie terrorista, la violencia creadora de víctimas, la gran mayoría; inocentes.
Libertad y respeto, dos derechos, anhelos por lo que el hombre siempre ha luchado. Pilares y a su vez pilares imprescindibles para la democracia, la convivencia de una sociedad, una comunidad y como principio del propio ser.
Libertad y respeto, ello comporta una gran responsabilidad, saber dónde está la línea, la finalización de la misma y respetarla. Pues como muy bien señaló Jean Paul Sartre (París 21/06/1905-Paris, 15/04/1980- filósofo, escritor, activista político y exponente del existencialismo y del marxismo humanista): Mi libertad se termina dónde empieza la de los demás.
Principios del siglo XXI, de gran conocimiento y a su vez tiempos de cierta convulsión social provocada por un mundo dominante que se resiste a los cambios, y que precisa todavía hoy de una mayoría del pueblo. Donde día tras día observamos muestras de falta de respeto al hombre, a la comunidad, a las culturas, a las ideologías, a los sentimientos, a las creencias, a las diferencias, etc… El deseo de imponerse, de dominar, así como la incapacidad de intentar encontrarse, comulgar, la de tener como principio el bien mayoritario y general, son causas tristemente predominantes.
Han transcurrido más de 500 años, de una de las frases de principio doctrinal del tratado de teoría política de Nicolás Maquiavelo (Florencia, 3/05/1469-Florencia, 21/06/1527-filósofo, político, escritor, consejero italiano del Renacimiento), escrito en su obra “El Príncipe”: El fin justifica los medios. Una máxima generalmente carente de ética y que continúa en plenitud en muchas de las actuaciones políticas, empresariales, así como de determinados sectores de gran influencia. Son tiempos de una general falta de respeto, como los de inducir, manipular y de la utilización, muy lejos de las reales necesidades de la ciudadanía.
Más de 3.000.000 millones de personas manifestándose en París, en determinados momentos entre aplausos y cantando La Marsellesa. Mayoritariamente por los sentimientos expresados en el parágrafo primero de este escrito, a su vez también con cierto distanciamiento hacía una clase política, de la cual están desengañados, enfadados y sintiéndose mangoneados (un hecho esperanzador). No fueron a dar sostén a los políticos gobernantes, fueron a manifestarse en apoyo a Charlie Hebdo, todos eran Je Suis Charlie, a favor de la libertad, a la libertad de expresión, al respeto, a la democracia, la tolerancia y contra todo acto terrorista y de violencia.
Más de 50 mandatarios de todo el mundo, acudieron a la manifestación el pasado 11 de enero contra el terrorismo y a favor de la libertad. No evitándose ciertas críticas respecto a la comparecencia de determinados políticos gobernantes, donde en sus países están a las antípodas de los sentimientos expresados por los ciudadanos que se manifestaban.
Otra asistencia, a mi criterio, llamó mi atención, la de Petro Poroshenko, presidente de Ucrania. ¿Cómo es posible? ¡El lema, el espíritu de la manifestación era muy claro! Un presidente incapaz de respetar acuerdos, de poner fin al terror belicista entre hermanos, de respetar las diferencias y hacer de Ucrania un país democrático. Muy lejos de lo que se está generando (a mi juicio natural, dada la base de determinados políticos surgidos de la barbarie, violencia y víctimas acaecidas en la plaza Maidán de Kiev) que es odio, terror, destrucción y muerte. Un mandatario que desea que su país entre en la Unión Europea, ¿con todo el historial existente? A un servidor le cuesta aceptar que la UE, así como el presidente de EEUU, Barack Obama puedan ofrecer apoyo alguno al actual gobierno de Kiev, además de otras consideraciones importantes a tener en cuenta…