Temen a los ciudadanos
Le comento a un colega la infamia de algunos gobiernos europeos que pretenden confundir a la opinión pública y equiparan las masivas movilizaciones ciudadanas contra sus desmanes con violencia.
“Temen a la ciudadanÃaâ€, responde.
Es el caso del gobierno español que pretende encarcelar a ciudadanos no violentos con nuevas normas penales bajo el pretexto de ir contra los violentos. Por eso el comisario responsable de los antidisturbios de Barcelona declara que resistirse no es pacÃfico, aunque esa resistencia sea claramente no violenta. Incluso ha tenido la desfachatez de decir que Gandhi hubiera recibido golpes de sus antidisturbios. Según él, lo pacÃfico es marchar de un lugar público cuando la policÃa lo ordena. Si te quedas, aunque no hagas nada, no eres pacÃfico y atentas contra la autoridad.
¡IncreÃble!
En España, el constitucionalista Pisarello y el abogado Jaume Asens denuncian descalificaciones y ataques del gobierno y medios informativos afines contra los huelguistas. Esos juristas lo acusan también de proponer normas para criminalizar a la ciudadanÃa pacÃfica que protesta. Un retorno a prácticas de la dictadura franquista.
«…los mandatarios de Europa abordan “de otro modoâ€
nuestros derechos. Los ignoran, los vulneran…»
Hace unos años, un senador estadounidense dijo que “en tiempos de guerra hay que abordar de otro modo las libertades públicasâ€. Para echarse a temblar. Lo hemos comprobado con muchas y graves violaciones de derechos y crÃmenes bajo la cobertura de guerra contra el terrorismo.
Pero también los mandatarios de Europa abordan “de otro modo†nuestros derechos. Los ignoran, los vulneran. No sólo los sociales en nombre de la austeridad y el déficit; ahora también los cÃvicos y polÃticos.
Criminalizar es una práctica antigua. Se exagera, miente, manipula y deforma lo que ocurre. Se magnifican incidentes violentos minoritarios o disturbios localizados, pero se oculta o minimiza la actuación responsable de quienes protestan en masa pacÃficamente. Asà preparan el escenario para arremeter contra todo lo que se mueva. No solo en España. Recuerden las movilizaciones no violentas de los últimos meses en Francia, Italia, Portugal y en Grecia; Madrid, Barcelona y Valencia en España… Intentan deslegitimar a la ciudadanÃa, criminalizándola.
En España, el ministro del Interior y su homólogo en Cataluña coinciden al referirse a la huelga general del 29 de marzo como un “salto cualitativoâ€. Lo dicen con la peor intención, señalando a un reducido y localizado vandalismo callejero (causado en gran parte por provocadores), olvidando las masivas manifestaciones pacÃficas. Los gobiernos parecen decididos a utilizar la fuerza. Como también medidas que criminalicen o desprestigien a la ciudadanÃa resistente que se moviliza.
Pero no es la ciudadanÃa la que actúa con violencia, la que agrede. La inaceptable situación de España por la que se quiere convertir “legalmente†en “delincuentes†a ciudadanos pacÃficos disconformes parece ser la del matón que dio un puñetazo en la cara a una persona y luego la denunció porque habÃa atacado su puño con la nariz.
La violencia no la ejerce la ciudadanÃa. ¿Acaso los desahucios que dejan en la calle a cientos de miles, los recortes salvajes en sanidad y educación, las congelaciones o rebajas salariales y de pensiones, los despidos masivos, en fin, las continuas violaciones de derechos no son una agresión en toda regla contra la ciudadanÃa? Algunos miembros de esa ciudadanÃa solo utilizan la violencia contra sà mismos, como el jubilado que se suicidó ante el parlamento griego por no estar dispuesto a buscar restos de comida en contenedores de basura para sobrevivir. Esa ciudadanÃa, que todas las constituciones reconocen depositaria de la soberanÃa y del poder polÃtico, puede acabar en la cárcel por estar contra sus gobiernos y expresarlo en la calle.
«…se quiere convertir “legalmente†en “delincuentesâ€
a ciudadanos pacÃficos disconformes…»
Los gobiernos europeos están dispuestos a aplicar una austeridad que significa empeorar la vida de millones de ciudadanos, caiga quien caiga. Y la ciudadanÃa no está dispuesta a aceptarlo. No aceptará nada contra sus derechos. Una ciudadanÃa que se moviliza, se organiza, se manifiesta y va a la huelga… Que quiere cambiar las cosas, porque las cosas están mal, porque son injustas.
Crece una gigantesca resistencia civil contra los gobiernos europeos que actúan de modo autoritario y vulneran los derechos humanos de la mayorÃa. Gobiernos cada vez más ilegÃtimos. Por eso temen a la ciudadanÃa.
Xavier Caño Tamayo
Periodista y escritor