Karma

Conviene recordar

Conviene recordar
Conviene recordar. Fernando ReyesDesde joven, muy joven, la gente giraba entorno tuyo. Tu jovialidad, tu simpatía, tu inocencia… tus ganas de agradar, pues entre tantos hermanos percibías la falta de afecto, o dicho de otra manera: pasabas más desapercibido.

Ya en tu adolescencia eras atrevido, simpático con el sexo opuesto, fiel a tus amigos sin pararte a pensar si esa fidelidad era la correcta o te utilizaban. En los días de fiestas reían tus gracias, bromas y chistes, pero siempre estaba ese vacío en tu interior que no se llenaba. Algo faltaba.

Ya con 20 años eras el líder del grupo.Te llamaban para salir de fiesta, no había evento  en el que no contasen contigo. Dabas consejos a diestro y siniestro, demostrabas seriedad y madurez temprana, las personas no te olvidaban y te abrían todas las puertas. Empezaste a observar que a quienes tú envidiabas (hermanos, amigos) en realidad envidiaban tu persona, tu éxito en los negocios, con las mujeres y amigos…

Una vez un amigo muy amigo te dijo una frase que nunca olvidaste: «Sabio en dar consejos a los demás y malo en aplicártelos a ti mismo».

Conocías las necesidades de los demás, sus carencias, sus virtudes, y sin saber cómo fluían las palabras o los gestos necesarios que esa persona necesitaba en ese momento, pero de ti no te acordabas y ahí había un fallo gordo…

Entonces hubo un crack en tu vida, una ruptura que quebró tu crecimiento, una experiencia vital dañina y dolorosa que te costó años superar, pero que viviste profundamente y en soledad. Lograste levantarte. Muy aturdido y descentrado recompusiste lo que se había quebrado y te diste cuenta de que la vida te había dado una lección. No por el simple hecho de darla, sino porque te eligió a ti para esa labor, y sin esa vivencia no hubieses encontrado tu camino.

Después de mucho analizar recordar,arrepentimiento, dolor, perdón… decidiste poner a trabajar todo lo ocurrido al servicio de los demás. No habías perdido esos talentos, ese don de gentes que anteriormente te hacía triunfar, solo que ahora había que variarlo y ponerlo a disposición de otros, convencer, marcar la vida de aquellos que te necesitasen. Que te recuerden, no ser uno más, que sepan que estás ,dónde estás y cómo estás, y que siempre tienes las palabras adecuadas para ellos, o que sabes escuchar su dolor sin interrumpir…

Por cierto, ese vacío desapareció. Extraño ¿verdad?

Eres especial y te lo tienes que creer. No es un acto de frivolidad, es saber reconocer tus talentos, pues ello te da seguridad ante los demás y ellos lo notan. Te dieron una segunda oportunidad porque te habían elegido. Ve con calma, todo lleva su tiempo, todo fluye espontáneamente cuando estás convencido de lo que eres y de lo que haces. Eres otro, mucho mejor que el de antes, más sabio, y sobre todo más abierto a aprender. Ahora sabes el valor que tiene el poner la mano en un hombro cuando alguien lo necesita, y lo más importante: cuándo ponerla.

No olvides que naciste para vivir esta experiencia de vida con tal profundidad que otros ni por asomo lo entenderían. Es tu historia. Ayuda, influye, guía, busca al débil y rompe al que se cree fuerte para que reconozca su debilidad, ayúdales a buscar su propio camino para que puedan recomponer sus vidas. Y si luego se acuerdan de ti, bien; si no, por lo menos te queda la sensación de la labor bien hecha.

CONTINÁšA ANDANDO EL SENDERO DE LA VIDA CON TU MOCHILA CARGADA DE EXPERIENCIAS Y PONLAS AL SERVICIO DE LOS DEMÁS. NO SEAS EGOÁSTA, PUES SI TE LAS GUARDAS NO SIRVEN DE NADA Y NO ES JUSTO.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.