Cooperación vs competición
El panorama político español está más que revuelto, confuso e incierto. Los partidos que aspiran al poder se hallan enfrentados. Esto es natural en un mundo dominado por la competencia, el deseo de poder y de sobresalir. Pero tales deseos, como es natural, dividen y enfrentan, porque todos aspiran a lo mismo sea por motivos ideológicos y altruistas o por motivos egocéntricos y de vergonzoso propósito cuyos resultados vemos a diario en la prensa.
Estamos en una verdadera encrucijada, ya que los partidos no se ponen de acuerdo. Todos pretenden tener razón en sus tesis. ¿Tiene esto solución? Muchos opinan que vamos encaminados a unas terceras elecciones, lo cual parece increíble, pues ¿tanto puede cambiar la intención y la conciencia de la realidad de los votantes en tan poco tiempo?
Dos opciones: Cooperación frente a Competición
Pase lo que pase, el problema, como se apunta al principio, es que hay que elegir entre dos opciones: competencia o cooperación. Mientras nos obstinemos en la primera, seguiremos teniendo serias dificultades para mejorar nuestra convivencia y nuestras economías, como viene sucediendo desde tiempo inmemorial. Es la consecuencia a nivel político de la actitud egocéntrica del «mío y para mí». Derechas, izquierdas, centros, todo ese vocabulario.
La opción cooperativa es la que parte de una radiografía de la realidad de un país y pretende solucionar sus problemas buscando el modo que más le convenga a los ciudadanos. Y desde esta perspectiva se buscan confluencias, acuerdos, ideas para llevar a la práctica las soluciones a esos problemas pensando en el bien colectivo. ¿Es factible esta postura en que los partidos dejan de mirar sus propios intereses y los sacrifican para el bien general? De esa respuesta depende todo. Es bien difícil ahora mismo que prevalezca esta opción dado el empecinamiento colectivo en competir en todas partes y en mantener posturas individualistas y egoístas, pero es la opción del sentido común, de la conciencia, y desde luego, del futuro. Lo demás no deja de ser un despropósito cuando no un entretenimiento malsano que nos perjudica a todos y nos divide artificialmente.