Cooperativismo, capitalismo y vida
“Lo que urge es reaccionar contra las malas costumbres políticas, contra los errores endémicos, contra la absurda organización de nuestras repúblicas, si es que hemos de llamar «organización» al dominio de una oligarquía o de una plutocracia que nunca tuvo más visión de la patria que sus conveniencias”. Manuel Baldomero Ugarte.
Nos permitimos una observación: El cooperativismo actual tiene que clarificar qué es lo que quiere ser porque-a todas luces- lo que es no alcanza para atraer de sí y para sí la entusiasta atención.
Aunque, claro está, existen percepciones disímiles, y todas ellas justificadas, sobre lo que es y lo que debiera ser un cooperativismo actualizado, son las realidades cotidianas y concretas del momento histórico quien impone verdades.
Hablando de momento histórico, precisamente, el cooperativismo es producto de una determinada condición social y económica histórica del capitalismo en su etapa industrial, la que empujó a las grandes mayorías a buscar y encontrar la solución cooperativa.
Pero los Pioneros no solamente pretendían resolver sus adversidades, sino también y sobre todo, “transformar las estructuras socio-económicas del mundo”, buscaron la “Sociedad para Todos”.
Nos limitamos a formular una convicción frente a la bestialidad capitalista que está recorriendo su etapa financiera.
Desde la perspectiva que nos brinda el economista y ex ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires Aldo Ferrer (1927-2016) sobre el pensamiento de su colega en un artículo publicado por la Revista CEPAL denominado “Raúl Prebisch y el dilema del desarrollo en el mundo global”:
“La globalización plantea desafíos y oportunidades. Prebisch enfrentó este dilema del desarrollo en el mundo global y dejó tres mensajes que son el gran legado de su obra. Primero, los países centrales conforman visiones del orden mundial funcionales a sus propios intereses. Es necesario rebelarse contra ese esquema teórico para resolver el dilema. Segundo, es posible transformar la realidad y lograr, con los centros de poder mundial, una relación simétrica no subordinada. Tercero, la transformación requiere un cambio profundo en la estructura productiva para incorporar -en la actividad económica y social- el conocimiento, que es el instrumento fundamental del desarrollo. Estos mensajes conservan plena vigencia en la actualidad”.
De nuestro análisis de esta lectura concluimos que el capitalismo actual estaría en una encrucijada y por tanto se torna económicamente inviable:
1.-Los circuitos financieros se alejan de la producción económica y adquieren preponderancia propia y política sobre las decisiones de los gobiernos y esas decisiones no son en manera alguna insignificantes, pues afectan la calidad de vida de millones de personas de carne y huesos.
2.- La especie humana y la naturaleza necesitan otra economía, una economía compatible con la vida sostenible. La destructiva utilización de agro-químicos aniquila cada día esa continuidad social.
Nos asalta la idea de que tal vez la razón de la arremetida neoliberal en su afán de retrotraer derechos adquiridos sobre una vida mejor, tales como los derechos del trabajador, jubilación digna, derecho a una educación y salud accesible, responde al temor de ruina del capitalismo, en su afán de mantener, a su interés, el status quo: Un mundo desigual.
Ante ese mundo desigual, en conflicto y penurias evitables, es hora de mirar al modelo cooperativo, nobleza de producción y vida, compatible con la existencia en armonía, por tanto, que no nos despojen esta oportuna esperanza.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!