El tarpán y el bisonte estepario no desaparecieron solamente por las variaciones del clima, ni tampoco por culpa de la expansión de los humanos durante el Paleolítico Superior, sino debido a ambas causas, combinadas o aisladas. Los dos factores promovieron la disminución de seis tipos de poblaciones de mamíferos prehistóricos.
La extinción masiva de la época glacial no puede atribuirse exclusivamente ni al cambio climático ni a la sobrecaza, según un estudio que analiza la desaparición de seis grandes mamíferos. “Hemos descubierto que las especies responden de manera individual al clima y a los humanos, y que ninguno de estos factores, por sí solos, causó estos fenómenos”, afirma a SINC Eline Lorenzen, coautora del estudio de la Universidad de Copenhague (Dinamarca).
“Este estudio acaba con las teorías de causa única de las extinciones de la época glacial y sugiere que se debería tener cuidado antes de hacer generalizaciones, no solo mirando al pasado o al presente, sino también al futuro”, advierte Lorenzen. “Los impactos del cambio climático y de las invasiones humanas en la desaparición de especies dependen del espécimen que estemos estudiando”.
Los autores han utilizado ADN, modelos de distribución de especies y fósiles humanos para evaluar los cambios en las poblaciones de rinoceronte lanudo, mamut lanudo, bisonte estepario, caballo, reno y tarpán.
Las huellas de las desapariciones
Durante el Paleolítico Superior (entre hace 35.000 y 10.000 años) América del Norte perdió aproximadamente el 72% de las especies de megafauna y Eurasia el 36%. En esa época tuvo lugar el último máximo glacial (hace unos 20.000 años), y la expansión de los asentamientos humanos.
El análisis de 846 secuencias de ADN mitocondrial, 2.996 restos de grandes mamíferos y 6.291 residuos de asentamientos humanos de aquella época en Eurasia (que establecen la relación espacial y temporal entre las poblaciones humanas y las de los animales), comparado con los modelos climáticos de hace 42.000 años, 30.000 años, 21.000 años y 6.000 años, revela que la extinción o la repentina disminución de las poblaciones de mamíferos se vio afectada por ambos fenómenos.
“Uno de los principales avances del estudio es la gran cantidad de datos analizados”, afirma Lorenzen. De las variedades evaluadas, cuatro de ellas están actualmente extintas y el resto aun conservan poblaciones vivas.
Los resultados atribuyen la extinción del tarpán y del bisonte estepario a la combinación de los dos factores. El reno también sufrió el impacto de los asentamientos prehistóricos y su declive coincidió con el último glacial máximo. Sin embargo actualmente la especie ni siquiera se encuentra amenazada de extinción, lo que, según el artículo, “podría explicarse debido a su alta fecundidad y su flexibilidad ecológica”.
La población de buey almizclero no mantuvo relación con los hombres, sin embargo, al igual que el rinoceronte, descendió súbitamente tras la última glaciación máxima. La extinción del mamut sigue siendo un misterio ya que su población continuó aumentando tras el evento climático, hasta desaparecer de forma repentina.
Sin un patrón común
“Los resultados son especialmente oportunos ahora que intentamos determinar cómo el actual cambio climático afectará a la fauna”, expone Jennifer Leonard, otra coautora del estudio e investigadora del CSIC en la Estación Biológica de Doñana, “aunque la ausencia de un patrón común complica la conservación de especies”.
“Hemos observado que durante los últimos 50.000 años, las variaciones en el clima han estado intrínsecamente conectadas con los mayores cambios en las poblaciones de grandes mamíferos”, admite Lorenzen. “Esto parece indicar que, efectivamente, disminuirán las poblaciones de muchas especies debido al cambio climático y a la pérdida del hábitat”.
Referencia bibliográfica
Eline D. Lorenzen et. al. “Species specific responses of Late Quaternary megafauna to climate and humans”. Nature. 3 de octubre de 2011. DOI: 10.1038
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