Si hace un año aún habría sido relativamente fácil organizar algún tipo de concertación nacional para buscar soluciones a la crisis, aunque su aplicación ya se presentaba complicada por la complejidad que estaba adquiriendo la crisis, en los momentos actuales no sólo es sumamente compleja la búsqueda de soluciones, dado que hemos entrado en una situación de efecto dominó que nos arrastra irremediablemente al desastre económico, las posibles soluciones que se podrían encontrar con un equipo de gobierno eficaz y tecnócrata -cuando tenemos un gobierno compuesto por ineptos que sólo piensan en coordenadas ideológicas utópicas o simplemente ajenas a la realidad- no surtirían efecto hasta dentro de doce o veinticuatro meses, lo que no quita que su definición y aplicación sea urgente e imprescindible para reconducir la situación a la que nos ha llevado la inoperancia del gobierno Zapatero.
Pero lo único que hace este gobierno es echar balones fuera, echar las culpas a todos los demás y llamar a la oposición a arrimar el hombro. Sólo que don José Luis olvida que la responsabilidad de gobierno la tiene él y no la oposición y que la oposición sólo puede aportar algo a la solución de problemas si se aceptan sus recetas, y dudo mucho que los socialistas estén por la labor. La responsabilidad es de los socialistas, ellos querían el poder a toda costa, pues que sean ellos quienes solucionen esta crisis.
Sólo resulta que no la solucionarán. Porque no saben solucionar problemas. Sólo saben crearlos. Y para colmo son capaces de convencer a la mayor parte de los ciudadanos de que lo están haciendo bien, como se desprende de cualquier comentario de votante del PSOE.
Frente a este desastre de gestión política tenemos otro desastre aún mayor de oposición. La misma noche de las elecciones generales Mariano Rajoy comenzó su metamorfosis para convertirse en un bicho raro llamado Mariano DiCaprio convirtiendo a un Queen Elizabeth en un Titánic camino del Polo Norte. Y lo que menos se esperaba era que tuviera en su partido el caos de corruPPción que acabamos de conocer. Evidentemente, el PP está más podrido de lo que desde fuera se podía esperar, y para más inri esa corruPPción contaba con el consentimiento de las esferas superiores del partido, ya que su extensión y sus conexiones no son pensables como una trama oculta, pues ésta llega hasta los círculos familiares del ex presidente del gobierno Aznar.
Así que Zapatero echa una cortina de humo bien montada, con fuegos artificiales y todo. Y Rajoy intenta echar otra, hablando de degeneración democrática, conspiración entre justicia y gobierno, etc., etc.
De degeneración democrática el PP sabe un rato, pues internamente no goza de ninguna democracia. Todo es dedocracia genovense, tanto en lo político como en los negocios municipales. De modo que esta cortina de humo no funciona, don Mariano.
Otro error estratégico: El cambio de rumbo del PP hacia el nacionalismo (un iceberg difícilmente salvable) y el ablandamiento del mensaje político, mientras que el discurso parece técnicamente el mismo que desde hace cinco años: Ataque por un lado, autodefensa por otro y por añadidura encogimiento de rabo permanente.
Ambos errores estratégicos del PP llevan a que los tiros les salgan por la culata a los peperos, ya que pierden su credibilidad. Mientras, en el PSOE se parten de la risa, pues todas sus fechorías quedan en tercer lugar. La maniobra de la cortina de humo ha resultado ser un efecto especial de maestría. No hay que olvidar que las mentes realmente malvadas y perversas suelen ser expertas en confundir a terceros, en este caso a los votantes.
¿Cómo continuará el culebrón? Difícil de adivinar. La torpeza del PP es proporcional al marasmo por el que intenta moverse. Parece un pantano que engulle a sus víctimas. No obstante, el PSOE se mueve por zonas de arenas movedizas y se siente demasiado seguro de su victoria como para prestar atención al peligro que se cierne sobre él.
Pasará algo grave, gravísimo, de eso estoy seguro, y tal vez no tarde mucho en pasar. Aún así, la crisis nos cogerá con fuerza y no llegará a su máximo punto hasta muy entrado el 2010. Por ahora es incierto quién nos sacará de ella, hay demasiados grupos interesados en sacar tajada, por una parte, y demasiado poca gente a la vista capaz de enderezar la marcha de la economía, por otra.
Mientras tanto seguirán intentando confundirnos con cortinas de humo y desmontar la democracia y la economía social de mercado (que realmente nunca ha existido). ¿Libertad? ¿Para qué? ¿Para quién?