Más allá de los intrépidos y acangrejados extranjeros que pueblan nuestras costas cada verano, es difÃcil encontrar en nuestro viejo contiente un paÃs más chabacano y con menos estilo que España; o al menos, un paÃs donde sus ciudadanos acumulen tal cantidad de desaires contra la estética y el buen gusto.
En estas lÃneas quiero compartir con el que tenga a bien leerme una serie de costumbres (porque en este paÃs lo son) que estrangulan al buen gusto y que pueden causar sÃntomas claramente identificables en cualquier persona con un mÃnimo de decencia, entre los que destacan: náuseas, vómitos, lagrimeo, sudoración y malestar general.
El primer clásico, en este caso bastante extendido entre muchos europeos, es la «sutil» combinación de los zapatos (especialmente de cordones) y los calcetines blancos, especialmente si son de algodón o de estilo deportivo. No les cuento nada de complementar dicha prenda de vestir (si es que su uso fuera de lo estrictamente deportivo es posible) con ese calzado veraniego tÃpicamente costero que son las sandalias, abiertas y al más puro estilo “leatherâ€. Y si los calcetines de turno son de falsas marcas como «Adidas» «Naik» o «Ribook» mejor que mejor.
En segundo lugar, hay que destacar las desafortunadas prácticas del español de a pie cuando acude a una boda, normalmente de uno de sus “amigotes†de toda la vida. Pues bien, independientemente de lo buen amigo que se sea, lo primero que se debe ofrecer como invitado al acudir a una celebración es el decoro, el respeto y el saber comportarse. Quitarse la americana antes de empezar el banquete, desabotonarse el botón superior de la camisa y aflojarse la corbata, quitarse los zapatos (sà amigos mÃos, esto también se ve), remangarse la camisa… son costumbres muy españolas que rozan lo cutre.
Y es que los españoles somos especialistas en hacer el ridÃculo en los actos sociales, especialmente bodas y acontecimientos de postÃn. No se trata de protocolo en muchas ocasiones, sino de buen gusto y estética, cosa que escasea en nuestro paÃs. Seguro que si usted repasa las fotos de alguna boda a la que haya ido últimamente verá bochornosas combinaciones de camisa negra y corbata blanca, zapatos blancos de punta con traje oscuro, vestidos por encima del tercio medio del muslo, tocados imposibles, trajes de raya diplomática repescados de un capÃtulo de Cuéntame… y otras perlas similares.
Pero sigamos con las celebraciones y de nuestro excelso conocimiento en el comportamiento en la mesa, algo que está al mismo nivel que nuestra fluidez hablando inglés. Vemos los cubiertos y las copas, y lo mismo nos da Juana que su hermana…lo mismo nos da carne que pescado, agua, vino o una cañita…todo nos vale. Y si es preciso adornamos nuestra camisa rosa fuscia con la servilleta de tela colocada a forma de babero para que nuestra manera porcina de comer no nos de algún disgusto. ¡Esto son modales y nos los que se enseñan en la Educación para la ciudadanÃa!
Con estas reflexiones se irán ustedes dando cuenta de lo dañino para la salud que suponen los calcetines blancos, las corbatas de perritos de los chinos, los malos modales y otras tantas cosas. Otras tantas cosas como son las camisetas de tirantes, los rosarios a modo de collares, las camisetas con banderas de España que ocupan una hectárea, el uso de la combinación de bañador y bóxer visible para ir a la playa, los complementos de Tous falsos, los collares de falso coral que invitan al ahogamiento o el uso de sintonÃas y animaciones cutres en el móvil que se han copiado de series televisivas de «Ã©xito» o de programas de investigación como Mujeres, Hombres y Viceversa.
Como pueden observar, me irrita mucho la falta de cortesÃa. Pero si todo esto es irritante me irrita más que la gente no sepa comportarse, no sepa conversar y se comporte como una recua de animales de carga que van siguiendo al pastor de turno.