Un equipo de investigadores del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas -centro mixto de la Universidad Politécnica de Valencia y el CSIC- ha hallado un nuevo método para aumentar la resistencia de las plantas frente a la acción de determinados virus, en concreto, los potyvirus, responsables de grandes pérdidas en cultivos ornamentales, agrícolas y hortofrutícolas, como patata, pimiento y tomate.
Para lograr esa mayor resistencia de la planta, los investigadores valencianos han logrado inhibir la expresión de un gen cuya presencia favorece la reproducción del virus y, por tanto, la infección de la planta. Se trata en concreto del gen AtDBP1.
“Este hallazgo adquiere una gran relevancia en el ámbito de la agricultura, ya que ayuda a prevenir infecciones en las plantas, proteger los cultivos y, fundamentalmente, a minimizar así las pérdidas agrarias derivadas de la incidencia de los virus”, apunta Pablo Vera, investigador del IBMCP.
Y es que los potyvirus suponen una de las mayores amenazas para este sector: provocan una notable reducción en la calidad de los cultivos, y en su productividad, son causa de necrosis en hojas y raíces, provocan que el fruto no se desarrolle e incluso pueden acabar con la planta.
“Al inhibir este gen, que favorece que el virus se replique, conseguimos aumentar su resistencia y, por tanto, evitar todos estos problemas”, destaca Pablo Vera.
La novedad de la invención radica en que hasta ahora nadie había establecido que la inhibición del gen o la pérdida de su funcionalidad diera lugar a plantas más resistentes a potyvirus.
Los investigadores realizaron su estudio de laboratorio sobre Arabidopsis thaliana y, según apuntan José Luis Carrasco y Mª José Castelló, miembros del equipo de trabajo del IBMCP, queda pendiente realizar una investigación en plantas de interés agronómico.
“El tiempo necesario hasta la introducción de la invención en el mercado oscila entre los tres o cuatro años para conseguir la planta deseada y de ocho a diez años para cumplir los requisitos legales”, apunta Pablo Vera.
La invención es aplicable sobre todo a variedades vegetales y, en particular, es especialmente interesante en el mercado de la bioenergía.