Actualmente, el mundo de la publicidad se ve abocado a desastre. Los mensajes publicitarios ya no son tan eficaces como antes, las empresas no se diferencian de la competencia -los productos y servicios son muy parecidos- y la inclusión de nuevas marcas fracasa en el mercado.
En sus orígenes, la publicidad y las «marcas» eran un distintivo que ayudaba al reclamo y deseo de los productos que se ofrecían. Ahora no es suficiente. Los medios de comunicación, tales como la televisión, la radio, la prensa, incluso el cine… todos ellos están saturados de publicidad de todas clases, lo que produce en el consumidor cierto desprecio hacia la misma.
Pocos anuncios nos causan simpatía -un buen ejemplo de ello, es Mixta (una nueva marca de bebidas)- por lo que el efecto perseguido en la audiencia es inviable. Ahora se buscan nuevos medios para impactar en los públicos: el espacio público e Internet. La red es ahora el principal soporte por el que se transmiten los mensajes publicitarios, una forma más barata aunque menos segura para los anunciantes -se corre el riesgo de ser suprimido, ya que gran parte de la publicidad en este medio aparece como «spam»-.
Por otro lado, el espacio público -la calle- es otra de las alternativas encaminadas a solucionar la crisis de la publicidad. Los llamados «medios no convencionales» son aquellas vías de comunicación basadas en nuevos soportes -vírgenes- con el objetivo de provocar sensaciones en el consumidor. Uno de los pioneros en utilizar estos «medios no convencionales» fue la franquicia Kentucky Fried Chicken (KFC), dibujando su identidad visual corporativa -logotipo y nombre de marca- a gran escala en el desierto del Sáhara (África). Su imagen se percibe en el planeta Tierra desde el satélite.