De la prosperidad al colapso
En días pasados tuve la fortuna de estar en mi ciudad natal, Monterrey en donde hacía mucho tiempo no iba por un periodo suficiente como para darme cuenta, de manera lamentable el estado que guardan las cosas ahí. No hubo día en que no me dedicara a observar como la otrora ciudad industrial y fuente de trabajo y progreso para muchos mexicanos, poco a poco ha pasado a ser un adefesio descomunal, en donde anteriormente había dinámica industrial, ahora solo ruinas o elefantes blancos; donde anteriormente había paz y tranquilidad ahora hay incertidumbre y una violencia extrema.
Primero la crisis económica y el derrumbe de la industria luego la narcoviolencia, después la magnitud con la que golpeó el huracán Alex, todas y cada una han hecho mella y socavado el orgullo y la identidad de un pueblo progresista que ahora se postra ante la desmoralización y al miedo como en mucho tiempo no se había experimentado.
La clase política del Estado solo siente el re-fuego y el golpeteo de todas las calamidades, aunque poco ha hecho o poco puede para hacerles frente. Ni siquiera ha sido capaz de obligar a la Federación a que dé cuenta de números y entregue los apoyos suficientes para echar andar nuevamente la infraestructura dañada por el huracán Alex, mucho menos puede confrontar eficazmente al narco (el cual ha devenido en un verdadero factor real de poder que ha mostrado su músculo y su enorme capacidad de destrucción y operación en distintas zonas del Estado), además de que cuenta con pocas atribuciones para ello
De la clase empresarial poco se puede esperar. Con ayuda del Estado, anteriormente habían hecho una especie de «mancuerna» que ayudó a levantar la economía local y nacional, construyendo empresas capaces de crear empleos necesarios para mantener a una población dinámica y cohesionada. Ahora ellos mismos han sido víctimas de sus propias creencias, y han recurrido a las máximas del «Dios mercado» lo que ha representado la pérdida progresiva de la industria nacional, en aras de venderla como simple chatarra a las corporaciones trasnacionales. Los antes dueños, ahora solo son gerentes o a lo mucho accionistas minoritarios. Como dice el dicho, pasaron de ser «cabeza de ratón a ser cola de león».1
Culturalmente no se puede decir mucho, ya que Monterrey nunca se ha caracterizado por ser una ciudad que brinde los espacios necesarios para el esparcimiento y el fomento cultural que ayude al desarrollo social de la población.
¿Pero será que es una situación que no tiene remedio? ¿Será que los ciudadanos, nos tenemos que conformar con el discurso hueco e ineficaz de las autoridades locales y nacionales?
En definitiva no. Ya que hay muchísimo que hacer para recuperar la economía y crear las condiciones para cambios profundos y duraderos.
Monterrey, al ser sede industrial del país, todavía conserva parte de su capacidad manufacturera y de la infraestructura adecuada para echar andar la economía local y nacional. Se cuenta ya con una capacidad instalada y con los mecanismos y la fuerza de trabajo necesaria para emprender nuevos proyectos. De la fuerza laboral que existe en el Estado, gran parte de ella proviene del sector industrial, lo que representa una mano de obra calificada y apta para el trabajo, sobre todo en las áreas productivas en las que destacan la industria de la construcción y la industria de la transformación. Por ejemplo, de los ingresos que obtiene la Federación a través de los Estados la aportación de Nuevo León para el PIB nacional es del 8.0 % y 10.2% para el PIB en manufacturas. En cuanto a generación de empleos se encuentra solo por detrás del Estado de México con 51,515 empleos generados, cifras previas a la recesión del 2008-2009.2
Si bien, ahora cunde el desempleo y muchos de los jóvenes que no encuentran oportunidades de ningún tipo (NINIS) son muy susceptibles a engrosar las filas del narco, ellos representan el eslabón social y de empuje dinámico obligado para concretar y movilizar nuevamente a la economía en el Estado.
Se debe revertir la actual situación de desolación y crisis, comenzando por generar empleos mediante la creación de proyectos de infraestructura. Proyectos del Estado, que por mucho tiempo han sido postergados por la Federación. Por ejemplo, la construcción de varias líneas del metro en el área metropolitana, la construcción de trenes de alta velocidad que conecten a la zona industrial con la frontera y el centro del país, la ampliación de la infraestructura de encapsulamiento (presas, canales, proyectos de irrigación) que representen un mejoramiento en la relación de humedad y de las condiciones naturales de la región que, como sabemos en su gran mayoría es desértica o semidesértica, de tal manera que se pueda contar con una capacidad agroindustrial necesaria que evite la dependencia de granos externos y ayude a mitigar el hambre que se vive en gran parte del país. No basta con medidas atenuantes (como la reciente exención fiscal decretada por Calderón para “ayudar” a las empresas a pagar en plazos sus impuestos), que más bien son medidas políticas y que a la hora de la verdad resultan netamente insuficientes.
Se tienen que destinar los recursos necesarios para concretar los diversos programas como los antes mencionados, independientemente de que los monetaristas mas rabiosos como el Gobernador del Banco de México y hombre del FMI Agustín Carstens, argumenten que dichas medidas elevarían el déficit y se tendría que recurrir a financiamiento público-privado y a las famosísimas deudas bancarias. Dicho de paso, no están en lo correcto cuando afirman ello ya que el Estado mexicano cuenta con los recursos suficientes para promover el desarrollo y el crecimiento, sin necesidad de recurrir a financiamiento privado mucho menos internacional.
Como muestra de ellos se sabe que del presupuesto asignado por la Cámara de diputados al Ejecutivo para el gasto del 2010, a la fecha solo en el primer trimestre de dicho año se tienen registrados 32,000 MPD en subejercicios fiscales, es decir dinero asignado para el gasto social que no ha sido utilizado por el gobierno federal en detrimento del empleo y el crecimiento económico. Eso es solo por dar un ejemplo, ya no hablemos de lo destinado a los intereses del Fobaproa o de los diversos “compromisos” financieros que en su gran mayoría representan una verdadera sangría para las finanzas del país.
Por lo tanto no hay excusas para echar andar manos a la obra, a menos que la estrategia de Calderón siga siendo la de gobernar bajo un régimen de terror y desolación. Solo así se entiende la obcecación de su gobierno y el abandono en el que se tiene a Nuevo León y al país.
Notas
1.- La venta a comienzos de año de la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma (FEMSA), por parte de los descendientes de Eugenio Garza Laguera a la cervecera de capital holandés Heineken, representó la desincorporación de una de las últimas industrias con capital nacional y por ende fué una muestra de la situación de colapso económico que prevalece en el país.
2.-Fuente:
http://www.nl.gob.mx/pics/pages/economia_reporte_anual_base/27_Reporte_Condiciones_Economicas_17AGO2010.pdf .