Crónicas del Sur de América
Hace unos días generó cierto revuelo local un artículo que hablaba no de “sí”, sino “cuándo” caería el gobierno de los Kirchner, no por factores externos, sino por la implosión generada del mismo gobierno, sazonada con casos de corrupción por montones, inutilidad probada y, como si todo eso no fuera suficiente en un país serio, ahora hay que sumarle los nexos con dinero del narcotráfico del que es imposible despegarse ya.
Los escenarios son muchos, y conociendo la Argentina, seguramente habrá más de los que creemos, incluso algunos novedosos que solamente creeremos capaces una vez se estén desarrollando en vivo y en directo, casi seguro por alguna pantalla de TV, aunque seguramente no de la pantalla oficial y oficialista.
Pero analicemos las diferentes variables, empezando por el cuándo que tanto circula estos días.
El corto plazo: antes de finalizar el 2008. Es un escenario muy poco probable ya que el gobierno aún tiene rango de movimiento, de caja y cuenta con un muy buen número de obsecuentes y seguidores, además de un grupúsculo muy acomodado, que van a defenderlo con uñas y dientes. En caso de darse, sería caótico para todo el país.
El mediano plazo: las elecciones legislativas de Octubre de 2009. Si la renovación del Parlamento le genera una dura derrota al oficialismo, es probable que decidan dejar el poder y huir para evitar someterse a la democracia parlamentaria, y a una posibilidad de juicio político propuesto por una mayoría con la que no contarían. Es poco probable, pero no es imposible, y de nuevo traería caos, y seguramente un nuevo “salvador” que se haría del poder una vez el Ejecutivo quede acéfalo.
El mediano plazo 2: Con el parlamento en contra, se inicia un Juicio Político contra la Presidente con el que se la destituye y luego se la juzga por los innumerables actos de corrupción que conoce o de los que es parte. Es el mejor escenario para la República si se convoca a elecciones inmediatamente sin formar un Gobierno de Transición que cree otro Duhalde post debacle del 2001. No es una locura y aunque con algunos problemas, sería un escenario bastante ordenado por ser las instituciones de la República las que actuaron.
El largo plazo: generalmente hablar de largo plazo es a más de 20 años, pero en la Argentina es muchísimo planificar a unos 3 años para adelante. El largo plazo significa esperar que el mandato constitucional de la Presidente Cristina Fernández llegue a su fin y el kirchnerismo sea derrotado en elecciones limpias y transparentes en octubre de 2011. Una transición ordenada, se mantendría el orden republicano, y el oficialismo se quedaría sin la excusa de que no lo dejaron trabajar. Esto debería ser acompañado por derrotas electorales en las provincias hoy compradas por la caja del Gobierno Nacional y generaría un corte importante en los modos de hacer política en la Argentina.
Esas son las posibilidades más reales, aunque puede darse algo antes de las legislativas del año que viene, o entre Octubre de 2009 y 2011, sin mencionar que una elección fraudulenta podría condenar al país a kirchnerismo hasta el 2015, lo que sin lugar a dudas generaría un escenario muy parecido al de una guerra civil.
Luego, es interesante analizar cómo podría terminar el régimen que hace y deshace a voluntad los destinos de 40 millones de personas, y aquí las opciones no son tantas, aunque sí bastante interesantes.
Alternancia democrática: el gobierno pierde en elecciones y se retira como manda la constitución. Esto sería un buen escenario si no terminaran haciendo cómo los gobiernos peronistas que una vez fuera del poder se dedican pura y exclusivamente a destruir al que los sucedió.
Juicio Político: el Parlamento usa sus atribuciones y le quita el Poder a una banda de delincuentes, a los que luego juzga y condena según manda el Código Penal de la República Argentina.
Abandono: ante un escenario sumamente desfavorable y ante el inminente caos, la Presidente deja el Poder Ejecutivo y desaparece de la vida política de la Argentina como el ex Presidente Fernando de la Rua.
Descontento social: el descontento generalizado genera levantamientos en todo el país, desde el interior hasta el conurbano bonaerense, lo que obliga a los que hoy ostentan el poder a abandonarlo; es un escenario violento, pero viendo el nivel de descontento y confrontación, tristemente se podría volver real.
Son escenarios interesantes, y las probabilidades del segundo podrían generar el tercero, pero se complicaría por la cantidad de fanáticos que ha generado este gobierno a costa del erario público, pero nuevamente serían las bisagras necesarias para recordarle a toda la clase política que no cuenta con mandato divino.
Finalmente, lo que falta analizar es a qué costo se producirá todo esto, pero a qué costo para el país y sus habitantes, no para los hoy gobernantes.
Acá las opciones son pocas, y se reducen a si acatarán la derrota o la decisión del Poder Legislativo y se retirarán tranquilos, o si fieles a su estilo confrontativo generarán caos y desorden social similar al de 2001 para arrastrar gente con ellos.
Lo interesante del costo, es que lo más probable es que cualquiera sea la conjugación de escenarios, el país algo pagará, porque lo más probable es que después de perder en elecciones Ejecutivas, el Gobierno durante los meses de transición destruya el país para luego ofrecerse como alternativa a su sucesor, algo que no es una locura en esta Argentina.
Mi conclusión: la interrupción del orden Republicano siempre es malo, sea cual sea la forma, pero un Gobierno que tiene nexos con terroristas internacionales, que apaña y da cargos a terroristas domésticos y cuya campaña fue financiada por dineros de dudoso origen le hace demasiado daño a un país.
La mejor opción es esperar que el oficialismo pierda definitivamente el Congreso, y que el Congreso sea el que acabe con él siguiendo a la constitución y las instituciones de la República.
De todos modos, lo que se rescata de todo esto es sencillo: el kirchnerismo tiene los días contados y finalmente caerá, ahora solamente hay que preguntarse cuándo, cómo y a qué costo.