…ponlas tuyas a remojar, o al menos eso deben de haber pensado CAM, Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria, las cuáles cerraron en la tarde de ayer su proceso de fusión que dará como resultado la quinta entidad financiera española por volumen de activos, sólo superada por el Banco Santander, BBVA, La Caixa y Caja Madrid.
Nunca una intervención fue tan efectiva, y esperemos que ésto sólo sea el principio de una larga lista de fusiones que permitan la viabilidad de las Cajas de Ahorro como empresas financieras, y no como herramientas encubiertas de acción política y devolución de favores.
La fusión consigue concentrar los costes y los esfuerzos en pos de un mayor volumen de ingresos. Evidentemente, toda concentración provoca pérdidas irreparables en términos de presencia y de empleo, pero son pérdidas necesarias para mantener la viabilidad de la Caja.
Sin embargo, de nada van a servir las fusiones sino se aplica correctamente la ley de Cajas y paulatinamente se van retirando de los Consejos de Administración de las mismas cualquier atisbo de personas relacionadas con el mundo político o seleccionadas por ellos.
Las Cajas de Ahorro deberían de funcionar como una entidad financiera cualquiera, con un Consejo de Administración elegido acorde a determinadas cuotas de poder, pero sin interferencia política, el cuál sería el encargado de elegir a un Presidente y determinar las líneas de actuación de la entidad.
Sólo de esa forma tienen sentido las Cajas en nuestro entramado financiero, como entidades participadas y partícipes de la sociedad, como entidades que devuelven a la sociedad parte de sus beneficios en forma de obras sociales, y que facilitan el acceso a créditos y a hipotecas a clientes con menos posibilidades.
El error de las Cajas sería intentar parecerse a los bancos en lo demás, en su operatividad diaria. Una Caja debe de ser, por definición, cercana y transparente para el ciudadano, para que éste acuda a ella como si fuera a su propio domicilio, sabiendo que no se tiene que defender de ella.
Yo creo en las Cajas de Ahorro, soy un ferviente defensor de su existencia y sólo trabajo financieramente con ellas, porque considero que tienen un valor importante para la sociedad, a pesar de políticos de tres al cuarto y marionetas en forma de Consejos de Administración. Entre todos deberíamos defender las Cajas de Ahorro y fomentar su utilidad social.