Sociopolítica

Cuba española o el autonomismo de nuevo

España carece de proyecto político. El impulso que significó la reconquista planificada del territorio, entró en una nueva fase con la aventura americana y acabó extinguiéndose con la instalación de los Borbones en el trono de Fernando e Isabel. El declive como lo cuentan en los libros de historia no comenzó en 1898 (se trata de una leyenda impulsada por los mismos que beneficiaron del “desastre”) sino a finales del siglo XVIII y principios de XVIII, con la ausencia de un proyecto político capaz de concebir una nación de naciones iguales. Esa falta de visión estratégica no se puede achacar al desconocimiento, pues ya existía el precedente inglés de la Autonomía a Canadá.

La autonomía para los últimos territorios ultramarinos fue pedida insistentemente por intelectuales y políticos de ambos lados del atlántico, sin embargo, el nuevo “pacto” colonial, impuesto por la Metrópoli tras la restauración, no hizo sino agravar las relaciones de los españoles de ambos hemisferios, desatando al final como se sabe una cruenta guerra civil, (que no dice su nombre) y que concluyó con la intervención norteamericana y el desmembramiento final del Imperio.

Desde entonces, existe un problema de percepción fundamental con respecto al tema colonial, alimentado por historiadores y políticos de todas las sensibilidades políticas. El divorcio entre España y su imperio fue antes que todo un rompimiento entre españoles; unos, que llegaron a considerarse con el derecho de imponer sus criterios a los otros por la fuerza de una ley extranjera, fabricada justo a la medida de los nuevos dueños del Estado y de los grupos económicos que los sostenían por diferentes razones.

Cuba española surge en 2008 a partir de una idea de un cubano radicado en Miami, José Ramón Morales. Si bien al principio tuvo impacto mediático, con el tiempo fue estancándose, pues el camino para su ejecución parecía imposible. Ahora como entonces, imaginamos mal a España reclamando una vuelta al status quo de 1898, impugnando por ejemplo, el Tratado de París, a pesar de su ilegalidad demostrada por los juristas puertorriqueños. Sin embargo, un nuevo acercamiento al problema ha sido impulsado recientemente, por una asociación no gubernamental Autonomía Concertada para Cuba creada en Francia.

La siempre fidelísima

La siempre fidelísima

En efecto, este grupo propone la extensión de la ley de la Memoria histórica para todos los descendientes de los naturales de la isla de Cuba y de Puerto Rico, que fueron desposeídos (sin razón ni consulta) de su condición de ciudadanos españoles al final de la guerra hispano norteamericana. Una vez conseguido esto, es fácil imaginar las consecuencias de una regularización masiva de cubanos puertorriqueños; sin tirar un tiro, estas islas pobladas de españoles, volverían naturalmente a formar parte del reino de España.

Las perspectivas abiertas por este nuevo proyecto son inconmensurables y no cabe siquiera imaginarlas ahora mismo, pero baste saber que es posible, pues la nacionalidad es uno de los pocos temas sobre los cuales el Estado español tiene aún soberanía necesaria para imponerlo a sus aliados dentro de la agenda europea. Sin olvidar, que la crisis política y económica que nos asola ahora mismo, quedaría borrada de un plumazo por dos razones evidentes. En primer lugar, la reconstrucción de Cuba generaría un crecimiento económico ilimitado y sostenido, no sólo para la isla sino también para España; la segunda es de índole ideológica y me parece la más importante de las dos, el reclamo soberano de reunificación, (avalado antes por un plebiscito de resultados indiscutibles) materializaría el primer escalón de un proyecto más ambicioso, capaz no sólo de acabar con los nacionalismos existentes, sino de llegar todavía más lejos, con la creación de una Confederación de Países Hispánicos, como la quería y soñaba Ramiro de Maeztu, el único intelectual que no se dejó llevar por el catastrofismo ambiente tras la derrota del 98, ni confundir por el regeneracionismo, que centrándose sobre los problemas nacionales terminó aislando a los españoles del mundo moderno.

Sin dejarnos enredar por lo contingente, ése es precisamente el proyecto al que deberíamos consagrarnos todos.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.