Esta semana es el de la aproximación a un evento de tamaño sideral, y no me refiero al Puente de la Constitución, por mucho que todos los españoles estuvieran pensando en ello, me refiero a la Cumbre sobre el Cambio Climático de Cancún en la que los principales mandatarios del mundo irán a hacer el paripé, como siempre acostumbran en este tipo de cumbres.
Porque se ha instalado en el imaginario colectivo la idea de que el Cambio Climáticoes algo secundario y que se puede posponer para cuando se resuelva la crisis económica, cuando, en realidad, la prioridad debería de ser totalmente al revés, porque sin planeta en el que desarrollar nuestra economía, ¿qué importa la crisis económica?
Este año hemos registrado la temperatura más elevada jamás registrada, por encima de los 53 grados centígrados, el nivel de los mares sigue creciendo día a día por culpa del deshielo de los cascotes polares y los desastres naturales se repiten una y otra vez, sin que nadie parezca dispuesto a ponerle solución.
Sin embargo, todos los dirigentes que nos han tocado en desgracia en nuestras vidas siguen empeñados en mirarse el ombligo y en velar por lo que ellos entienden que son sus propios intereses, en lugar de centrarse en lograr un acuerdo global que les permita resolver, de una vez por todas, la que se nos viene encima.
Y no se trata de una cuestión baladí, ni siquiera algo que se pueda discutir, como algunos todavía se atreven, es una cuestión que nos afecta a todos por igual y que exige altura de miras de nuestros dirigentes, una altura de miras que les permita anteponer el interés en el largo plazo, al falso bienestar en el corto.
El Cambio Climático nos afectará en nuestras vidas, a nivel social, a nivel económico, a nivel cultural, y aunque es un proceso lento, también es demoledor y no podemos escapar de él por mucho que lo intentemos. Por tanto, ya es hora de que como sociedad exijamos a nuestros dirigentes que se pongan de acuerdo y tomen medidas efectivas de una vez por todas en favor del planeta en el que todos vivimos.