Las decisiones que se anuncian tarde tienen la inconveniencia de generar daños colaterales, afectando a todas las partes involucradas, aunque algunas de ellas pretenden sacar tajada política vendiendo la moto de una interinidad absurda (siguiendo la argumentación de Rajoy, cualquier Presidente de Estados Unidos en su segundo mandato estaría en una situación de interinidad de cuatro años).
Sin embargo, sí hay una gran beneficiada de la decisión de Zapatero y ésta no es otra que la economía, y no tanto por los beneficios o perjuicios que la misma pueda recibir de que el Presidente no se vaya a presentar en 2012, y lo haya anunciado ahora, sino porque quedará liberada de restricciones electorales.
Uno de los grandes déficits de la democracia es el hecho de que las elecciones marcan las agendas económicas y de gestión, lo cuál casi nunca va en beneficio de la sociedad. De aquí a marzo de 2012, Zapatero personalizará todas las decisiones económicas y el candidato que salga de las primarias socialistas llegará limpio y sin rémora para los electores.
Ello permitirá que Zapatero tome las decisiones que crea convenientes, equivocadas, o no, en función de lo que él considere mejor para el país, no para su reelección. Por tanto, lejos de encontrarnos en un año de interinidad, como dice Rajoy, desconcertado por la decisión de Zapatero, nos encontramos en un año de liberación económica, en la que todo se hará por el bien del país.
Ha llegado el momento de que Zapatero avance aún más en sus reformas y se deje de zarandajas de ideología obsoleta, buscando el sostenimiento del estado del bienestar, y no su idealización insostenible, cueste lo que cueste, como él mismo dijo, y sin que nadie de su partido salga herido electoralmente.
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