Aturdido.
Así me siento después de ver Mulholand Drive. Esa obra maestra de Lynch, el genio.
Lo más curioso es la relación que encuentro entre el significado que me aporta la película con el panorama general de las sociedades actuales.
En todas las películas del director estadounidense siempre existe algún personaje que viaja a la deriva entre las mareas de su mente, totalmente subyugado a ese lado oscuro que tanto nos empeñamos en ocultar. Como consecuencia, dichos personajes se encierran en el placer ficticio que produce el poder y la manipulación. Teniendo como consecuencia, la mayor parte de las veces un desenlace fatal.
Durante este año, sin duda inquietante para el futuro de nuestro país, me he sentido irremediablemente atraído a estudiar esas acciones destructivas que tanto se repiten entre los altos cargos en cualquier organismo. Durante ese proceso he podido darme cuenta de que esas acciones son un reflejo de las que acontecen en cualquier estrato social.
En varios artículos he comentado los estudios realizados por científicos de todas las épocas en relación al origen y desarrollo del mal. Citaré de nuevo, por la importancia que merecen, al neurocientífico James H. Fallon, con su actual trabajo sobre la arquitectura cerebral de los psicópatas; Y por supuesto al eminente Sigmund Freud que ya sugería que los seres humanos nos vemos sometidos a un par de fuerzas contradictorias a la que, muy sabiamente, ponía el nombre de Eros y Tánatos.
También he escrito en algunas ocasiones acerca del Maestro Jung. Sí. Ese científico que se atrevió a cruzar las barreras de lo empírico, llegando a conclusiones como la teoría del inconsciente colectivo. Obviamente, su trabajo no ha sido aceptado como riguroso por la comunidad científica. Ni tan siquiera se ha entendido parcialmente.
Alguien que sí lo ha entendido, y ampliamente, es ese genio de Montana que un buen día decidió seguir el camino de la verdad. Y que se las ha apañado para contar sus conclusiones con un toque personal indiscutible que solo poseen los verdaderos artistas.
¿Quién no se ha sentido atraído por alguno de sus trabajos sin entender absolutamente nada?
Todavía recuerdo cómo, siendo todavía un niño me levantaba cuando todos dormían para seguir esa misteriosa serie que puso la capacidad racional de la sociedad española al límite.
Y es que todos, de una manera o de otra, en un grado u otro, nos sentimos atraídos a echar un vistazo a las parcelas más oscuras de nuestra mente. Podríamos llamarlo simple curiosidad, si quisiéramos encontrar una explicación simple al hecho. O podríamos investigar, como algunas de las mentes avanzadas que he citado anteriormente.
Bien es cierto que tenemos una amiguito en algún lugar de nuestro cerebro que nos avisa del peligro de inmiscuirnos en esos abismos de los que hablo, pero algunos deciden nadar mar adentro en lugar de quedarse en la orilla de la playa.
Sería interesante comentar,volviendo al visionario de Missoula; Su interés por la meditación trascendental. Como todos bien sabemos, gracias a los señores de la generación beat, y la consecuente evolución de su pensamiento; La meditación proviene de ese gran pensamiento oriental, principalmente de su evolución en ese pequeño país llamado Tibet.
Uno de los conceptos fundamentales de su pensamiento es el famoso ego, al cual se le han atribuído multitud de definiciones debido a lo complicado que es entender determinados conceptos por una mente occidental que ha empezado a conocer su propio funcionamiento un par de siglos atrás. Recordemos que las culturas orientales llevan decenas de siglos estudiando los procesos mentales. Para no entrar en definiciones demasiado complejas, podríamos explicar ese concepto misterioso como la proyección o la imagen que tenemos de nosotros mismos, de nuestra personalidad, y más aún, de cómo nos gustaría ser.
Pues bien, el señor David Lynch, amplio conocedor de los trabajos de los Maestros Tibetanos y Europeos en cuanto a la mente se refiere, plasma de una manera sublime los peligros de que ese Ego se adueñe de tus acciones, de tus deseos, de tus anhelos; en todos sus trabajos. Incluido esa gran obra llamada Mulholland Drive, que tanta pólemica ha levantado, precisamente porque saca a relucir esa falsa manifestación del yo que es tan evidente en ciertos críticos de arte del mundo occidental. Los cuales son un ejemplo evidente de una sociedad que vive en el engaño multitudinario de creerse superior a las demás culturas del planeta azul.
Por supuesto dicho engaño es mucho más evidente en los altos estratos sociales en los que el poder y el control provoca que esa proyección de uno mismo se eleve a la de demiurgo. Teniendo como consecuencia una serie de deseos fictios inconscientes e interminables que sirven como alimento fundamental para la falsa creencia de uno mismo.
Se podría decir que la sensación de placer que produce el sentirse superior a los demás es una adicción como otra cualquiera, y como todas las adicciones termina convirtiéndose en autodestructiva.
Bajo mi punto de vista esa necesidad de proyectar una imagen de nosotros mismos superior a la del resto, también viene dada por esa competición natural entre todos los seres vivos para ser el más válido genéticamente y por lo tanto el más seleccionado para la reproducción. Si nos paramos a echar un vistazo en cualquier grupo social, nos daremos cuenta de esa competición más que evidente entre todos los individuos, independientemente de su sexo, Lo cual provoca en cualquier ambiente, grandes disputas y confrontaciones. SI lo trasladamos a los ambientes con más poder de nuestras sociedades, podremos comprobar una de las razones que nos ha llevado al momento socio cultural en el que nos encontramos.
Pero todas estas ideas, y algunas mucho más profundas, están expresadas de una manera sublime por el gran artista estadounidense, el cual tardará varias décadas en ser entendido.
Para los que estén interesados, recomiendo principalmente los trabajos Lost Highway(Carretera Perdida), Twin Peaks y la citada Mulholland Drive.
Recordad que para entenderlas parcialmente hay que investigar sobre el pensamiento del señor Lynch. Como aperitivo comparto con vosotros esta entrevista
Espero, de verdad, que os pueda servir en vuestro desarrollo personal como ha sucedido conmigo.
PAZ.