Un ensayo afirma que el victimismo y el culto a la muerte son las únicas salidas a su desgracia
“El islamismo yihadista tiene una poderosa capacidad de convocatoria por ser la única corriente que ofrece una vía de escape al estatuto de víctimas que los árabes se complacen en alimentar […] empezando por la tan alabada Al Yazira”
19 de septiembre de 2014.- La tensión y la escalada de violencia que se vive actualmente en Oriente Medio están monopolizando gran parte de la política internacional de casi todos los países occidentales ¿Qué ocurre realmente en ese rincón del Planeta? ¿Estamos asistiendo a una III Guerra Mundial, tal y como dijo el Papa Francisco?
La editorial Almuzara publicó en el año 2006 un libro titulado De la desgracia de ser árabe del escritor libanés, Samir Kassir, asesinado, según los medios de comunicación, por los servicios secretos sirios en 2005. Un ensayo que tuvo un notable éxito entre los lectores, acaba de salir la segunda edición dada la alta demanda, al arrojar luz sobre las causas políticas, históricas, geopolíticas, intelectuales y culturales por las que desde hace años, y ahora más que nunca, una parte del mundo islámico está poniendo en jaque a las grandes potencias.
Acogido como un hito en el pensamiento árabe, Samir Kassir enumera, entre otras muchas, las razones principales que explican el origen del nuevo pensamiento que da lugar al conflicto actual; el victimismo y el culto a la muerte, como únicas salidas a su desgracia, y la impotencia. “Como pensamiento estructurado el islamismo yihadista tiene una poderosa capacidad de convocatoria por ser la única corriente que ofrece una vía de escape al estatuto de víctimas que los árabes se complacen en alimentar […] empezando por la tan alabada Al Yazira”.
“No es recomendable ser árabe en nuestros días”, comenta el autor. “Da igual cómo se mire: desde el Golfo Pérsico al océano Ándico, el panorama es sombrío. Sin embargo, hubo un tiempo en que las palabras árabe, modernidad y universalismo no eran incompatibles”, ya que admite el renacimiento que tuvo la cultura árabe en el siglo XIX, cuya continuidad fue imposible por la falta de democracia interna y por ser una región sometida al colonialismo primero tradicional y después con la fundación del Estado de Israel.
“Kassir brinda un compendio muy interesante y accesible de la historia cultural y política árabe dentro de su contexto geopolítico. Es uno de esos libros que me hace querer conocer al autor. Trágicamente, en este caso nunca va a suceder”, comenta Sidney Luckett, activista anti-apartheid de gran relevancia.
Por lo tanto, ¿cómo se llegó al marasmo actual que hace creer a los árabes que no tienen más porvenir que el señalado por un milenarismo enfermizo? ¿Cómo se logró despreciar una cultura viva y profesar el culto a la desgracia y la muerte?, se pregunta Samir Kassir para quien “la impotencia se ha convertido en el emblema de la desgracia árabe actual”.
“Impotencia para ser lo que uno cree que debería ser. Impotencia para afirmar su voluntad de ser, aunque sólo fuera una posibilidad, frene al Otro que lo niega, lo desprecia y ahora de nuevo lo domina. Impotencia para amordazar el sentimiento de que uno no es más que una pieza insignificante sobre el tablero mundial, cuando además la partida se juega en su propio campo”, afirma el autor.
Considerado uno de los más brillantes intelectuales del mundo árabe, Samir Kassir fue asesinado el 2 de junio de 2005 en un atentado con coche bomba en Beirut. “Festejado, admirado, un faro de libertad en un lugar sin oxígeno […] Los enemigos de Kassir en Líbano crearon y vivieron en un mundo de corrupción y riquezas robadas que se extendió como una tela sobre el Medio Oriente, desde Egipto a Iraq, a Jordania, e incluso a Israel”, comentaba Robert Fisk en el diario británico, The Independent.
Samir Kassir nació en 1960 en Beirut en una familia cristiana de rito griego ortodoxo. Historiador y profesor en el prestigioso Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Saint Joseph, fue autor, entre otros ensayos, de una Historia de Beirut (París, 2003), considerada una obra de referencia.
Como periodista, fue uno de los fundadores de Le Monde diplomatique, cuya edición árabe creó y dirigió en Beirut, y, desde 1996, editorialista del diario libanés arabófono An-Nahar. Intelectual reputado por su libertad de espíritu y símbolo de la libertad de expresión, fue una figura destacada de la oposición antisiria y del movimiento de la primavera 2005 que obligó a Siria a retirar sus tropas de Líbano.
Su asesinato, atribuido por los medios de comunicación a los servicios secretos sirios, provocó una gran conmoción internacional. Miles de personas de todas las confesiones se reunieron en Beirut para sus exequias. El 10 de octubre de 2005, la Comisión Europea anunció la creación del Premio Samir Kassir por la libertad de prensa