La defensa de los bienes comunes, los ecosistemas y la biodiversidad es hoy uno de los temas más importantes en la agenda de los movimientos sociales en América Latina y esto es precisamente lo que está en juego en la cumbre de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20, que tendrá lugar en junio 2012 en Río de Janeiro. El Foro Social Temático ‘Crisis capitalista, justicia social y ambiental’, que concluyó el pasado domingo 29 en Porto Alegre (Brasil), sirvió para establecer las bases para la movilización social de cara a esta cita clave.
La ofensiva del capitalismo, vía la economía verde, para privatizar todos los ámbitos de la vida y la naturaleza se intensifica. Y en un contexto de crisis económica como el actual, una de las estrategias del capital por recuperar la tasa de ganancia se basa en mercantilizar los ecosistemas. Asimismo, se presentan la nuevas tecnologías (nanotecnología, agrocombustibles, geoingeniería, transgénicos…) como la alternativa a la crisis climática cuando éstas no harán sino intensificar la crisis social y ecológica que enfrentamos.
Todo apunta a que la Cumbre de Río +20 va a servir para despejar el camino a las empresas para legitimar sus prácticas de apropiación de los recursos naturales. De aquí la importancia de la Cumbre de los Pueblos de Río+20, que se celebrará días antes de la cumbre oficial, organizada por un amplio abanico de movimientos sociales y que presentará un programa y una hoja de ruta alternativos.
En Europa y en Estados Unidos, en cambio, la resistencia indignada se centra en la movilización contra los recortes sociales, las privatizaciones, la banca y el pago de una deuda ilegítima. Temas, paradójicamente, centrales en América Latina en las décadas de los años 80, 90 y 2000. Colocar la cuestión de la crisis ecológica y la economía verde en la agenda de estos nuevos movimientos sociales (indignad@s y occupiers) fue otra de las cuestiones repetidamente planteadas en el Foro Social Temático. En definitiva, la necesidad de vincular la lucha por la justicia social con la lucha por la justicia ecológica.
Y una última preocupación atravesó este foro, latente en anteriores ediciones y que cobra mayor urgencia al calor de los últimos acontecimientos, el repensar el proceso del Foro Social Mundial en el contexto de apertura de un nuevo ciclo de protesta social indignada. Los nuevos movimientos sociales que hemos visto emerger en el mundo árabe y el Magreb, Europa y Estados Unidos abordan una agenda de acción al margen de los foros sociales que son un instrumento de una época que ya pasó.
A pesar del éxito de la jornada de acción global del 15O (15/10/2011), su coordinación internacional fue más bien débil. Díez años atrás, en cambio, los foros sociales (y en especial el Foro Social Mundial y el Foro Social Europeo) eran uno de los principales referentes del movimiento altermundialista y antiguerra, entonces en auge, y actuaban como motor de un programa y una agenda de lucha contra la globalización neoliberal y la guerra. Esto pasó a la historia. Y ahora está por ver de qué nuevos instrumentos de coordinación podrá dotarse esta marea indignada. Lo que es seguro, pero, es que en este camino en construcción hacia nuevos procesos y marcos de trabajo, la experiencia del Foro Social Mundial y de las campañas e iniciativas altermundialistas del periodo anterior no habrán sido en balde sino al contrario.