El oceanógrafo Carlos M. Duarte (Lisboa, 1960) ha recibido el premio especial del jurado en el II Certamen Fecyt de Comunicación Científica, cuyos galardones se entregaron en A Coruña durante la Gala de la Ciencia Española. El investigador y divulgador científico no pudo recoger personalmente su premio, porque se encontraba en Australia, pero desde allí valoró la distinción y conversó con SINC.
¿Cómo ha recibido este premio especial del jurado?
Ha sido una alegría inesperada en un ámbito particularmente importante, pues comunicar la ciencia al público es fundamental para el desarrollo social. Además supone un reconocimiento a una labor de equipo, particularmente a los miembros del proyecto Expedición Malaspina, en el que el objetivo de comunicación a la sociedad es tan importante como el de la propia investigación científica.
¿Cuál es su valoración actual sobre aquel proyecto?
La Expedición Malaspina 2010 ofrecía todos los alicientes para poder hacer una buena labor de comunicación: masa crítica –con casi 400 investigadores implicados–, ciencia de frontera –la exploración del mayor ecosistema del planeta–, un componente de aventura –circunnavegar los océanos– y un equipo comprometido con el fomento del interés por la ciencia en nuestra sociedad. A todo esto se suma un potente equipo de comunicación, dirigido por el departamento de comunicación del CSIC, pero con aportaciones de otras instituciones: la Armada Española y la Fundación BBVA, formando ese espíritu de equipo. No se podía fallar. Más allá del aspecto de comunicación, esta expedición demuestra el poder de la cooperación, pues con recursos relativamente modestos conseguimos, al ponernos de acuerdo en objetivos comunes, afrontar grandes retos.
¿Cómo va la publicación de los resultados científicos?
Va bien, con algunos artículos en las mejores revistas científicas internacionales, como Science, y a un buen ritmo, pero aún así no creo que hayamos conseguido publicar la mitad de los resultados en menos de 10 años. De la Expedición Malaspina 2010 seguirá manando conocimiento científico durante las próximas tres décadas.
¿Los científicos también deben comunicar la ciencia a la ciudadanía?
La dedicación de los investigadores a comunicar la ciencia a la sociedad es fundamental para promover el interés por la ciencia y su comprensión en la sociedad y retornar, de forma responsable, el conocimiento que generamos a quienes lo financian. En nuestro país, en particular, hay un déficit importante de cultura científica, lo que por ejemplo explica que seamos incapaces de reaccionar frente a desafíos como el de la crisis financiera actual. Los investigadores hemos de contribuir a resolver esta situación, pero para ello tendríamos que tener mejores capacidades de comunicación. La comunicación científica debería ser parte de nuestro proceso formativo como investigadores, pero lamentablemente no lo es.
¿Qué tal su experiencia como bloguero? ¿Cómo encaja los comentarios?
En realidad escribo dos blogs, uno desde hace casi un año en The Conversation, un medio creado en Australia para el diálogo directo entre investigadores y sociedad, y otro en el Huffington Post. Los comentarios son muy diferentes. El tono del debate en The Conversation es cortés y educado, con un diálogo inteligente y constructivo. Sin embargo, en el Huffington Post se pueden colgar comentarios de muy distinto tono, y no siempre creativos. Lo cierto es que puedo anticipar cuando escribo algo si va a haber comentarios negativos, pero el que me puedan ‘dar caña’ no me hace cambiar mis opiniones. Hay verdades que escuecen.
¿Cuál es su misión ahora en Australia?
Me encuentro en el Oceans Institute de la University of Western Australia, en Perth. Dirijo este instituto desde hace un año, a la vez que sigo desempeñando mi labor de investigación en el CSIC (en el Institut Mediterrani d’Estudis AvanÁ§ats, IMEDEA). El proyecto del Oceans Institute es único en cuanto a que nuestro objetivo es innovar en nuestra capacidad de derivar soluciones del océano para los grandes desafíos de la humanidad, como la provisión de agua, energía y alimento. Esperamos conseguirlo a través de un equipo interdisciplinar que va desde psicólogos sociales y abogados hasta ingenieros ‘off-shore’ (‘fuera de la costa’, deslocalizados).
¿Algún mensaje en el que insistir sobre los efectos del cambio climático en los ecosistemas marinos?
Los acontecimientos climáticos de este año han sido dramáticos, por lo que es fundamental que adoptemos medidas ya. En particular el cambio climático es ya un factor dominante de presión sobre los ecosistemas marinos y además agrava los problemas de índole local. De no contenerlo podría ser el golpe de gracia para los océanos.
¿Qué opina sobre las cumbres del clima, como la que acaba de finalizar sin apenas acuerdos en Doha (Catar)?
Desde el fracaso de la cumbre de Copenhague de 2009, estas cumbres se limitan a intentar salvar los muebles, pero sin conseguirlo. Se necesita un nuevo liderazgo para sacar a la comunidad internacional de la inacción actual. No parece que el formato o modelo de las cumbres del clima lo pueda conseguir de forma eficiente.
Enrique Sacristán
SINC