Tras ser conocida la decisión de Zapatero de no presentarse como candidato a las próximas elecciones generales por expreso deseo de militantes y votantes del PSOE y no propia voluntad como alega el presidente, y sin haber dado comienzo la campaña de municipales y autonómicas, la sociedad española ya comienza a sentir cierta saturación de tanta noticia interesada y trufada de demagogia servida por columnistas y tertulianos, que, en algunos casos, por cuatro cuartos mal contados, proporcionan a lectores y televidentes, tratando de dfender lo indefendible, negando evidencias con argumentos absurdos y recurriendo a manidos tópicos para buscarse un complemento a sus nóminas, malvendiendo su prestigios profesional e ignorando siglas e ideologias. La mayoria estan identificados y no tienen porque inspirar pena.
Pasar por la vida con el estigma de ejercer de «estómago agradecido», que los hay, justificando y ocultando todo lo turbio de sus mentores, en elgún momento, tiene que causarles verdero repudio y verguenza ajena ante sus compañeros, que, habiendo recibido tentaciones similares para balancear el botafumeiro, se negaron por propia autoestima, respeto a la verdad y pundonor profesional.
Ante el terrible sunami político que se avecina, los rostros de ciertos dirigentes y reporteros, ya comienzan a desencajarse. El 22 de mayo está a la vuelta de la esquina, con la diferencia e que los desastres naturales son imprevisibles, nada que ver con los de la «cosa pública» que son programados por las personas.
Para muchos de estos profesionales, el más que posible cambio de gobierno, va a suponer un trauma de grandes consecuencias, acompañado de la consiguiente pérdida de poder adquisitivo. Ofrecerán sus servicios a los ganadores e intentarán verder secretos inconfesables de sus amos anteriores que ahora pasarán a formar parte de la oposición. Claro que no es lo mismo adular al poder que defender y escribir sobre los perdedores, entre otras razones porque sus recursos son limitados y pagan peor.
La pérdida del faro y guia de la Alianza de las Civilizaciones (resulta cursi hasta escribiéndolo) va a resultar más catastrófico de lo que muchos imaginan. Zapatero se marchará engañando a su propio partido, tal como está demostrando con la estrategia de mantener todos sus atributos como presidente del Gobierno y secretario General del PSOE hasta marzo-2012.
El argumento de la jugada de ZP tampoco es muy original y si perfectamente entendible. Conoce perfectamente que representar el papel del «salvapatrias» es una falacia. No cabe en cabeza alguna pensar que si no fué capaz de realizar los deberes que se le imponian cuando barruntaba presentarse a una tercera legislatura (su verdadera intención), mucho menos lo hará ahora, aunque pudiese, para que otro se apunte el mérito y él tener que soportar el marrón de seguir apretando y amargandole la existencia a los ciudadanos.
Que nadie espere nada de Zapatero. El sabe que todo está perdido y con el agravante de que nadie le quiere. Seran sus propios correligionarios, esos abrazafarolas que tanto le adulan ahora, los que tras conocerse los desastrosos resultados esperados, le pondrán a parir y se sumarán al carro de los «ya lo sabia yo», «era jugada cantada», «debio dimitir hace un año», etc. Esperaran cautelosamente el desarrollo de las primarias para analizar muy detenidamente a quien procede hacerle la pelota, aunque sea enla oposición…¡¡Tiempo al tiempo!!