En contrapartida y en España, mientras peor va la política mejor va el deporte; a la vista está la cantidad de trofeos mundiales o internacionales que en el peor momento de la situación política y social española, logran los deportes españoles, tanto colectiva como individualmente. Enumerar a todos no ha lugar puesto que “ya lo sabe hasta el gato” y debido a la brutal propaganda que se les dedica, para entretener a las masas, para que así no piensen mucho en la realidad que las aplasta.
Tan es así, que incluso el nefasto, devastador y fanfarrón Zapatero, en vez de presumir de primer ministro (no puede) se ha irrogado lo de “ministro de deportes”, puesto que en las recepciones que hace a los triunfadores deportistas, es cuando de verdad puede lucirse y respirar tranquilo y debido al desastre que con él hemos recibido, los españoles y… “parte del extranjero”.
Reciente está el triunfo mundial de la selección de fútbol española, la que ha logrado lo que nunca y en ningún momento logró clase política alguna en España, o sea aunar fuerzas y emociones y enarbolar la bandera nacional en masa y en todo el territorio nacional, amén de en todos los lugares del extranjero donde había españoles. O sea, algo asombroso por lo que parecía irreal, puesto que la bandera nacional debiera ser un sentimiento común a todos los nacidos en España y ello por una cosa lógica y que en nada merma el sentimiento de patria chica, regional, provincial o incluso comarcal; pero en España el cerrilismo sigue siendo una enfermedad peligrosa y abundante.
Ha sido tal el fervor patrio, que incluso en lugares donde se ha quemado la bandera nacional (sin que nadie fuese penado y sancionado severamente) y como ocurriera en las provincias vascongadas y en Cataluña (amén de otras zonas menos virulentas) la bandera nacional ha ondeado multitudinariamente y aún, en muchos automóviles se lleva como “banderín de enganche” y luce igualmente en balcones, ventanas, fachadas y muchos establecimientos públicos privados, cosa insólita en este país de irresponsables y miserables.
Por todo ello y visto el fervor, el entusiasmo, la fuerza que la población española en general recibe de los triunfos deportivos multitudinarios, sería conveniente analizar ello y proponer a todos esos deportistas, el que formen y conformen un partido político y seguro que en las primeras elecciones que surjan, logran no una mayoría absoluta, sino una mayoría aplastante y por tanto podrán gobernar con amplitud y con el respaldo de todos sus seguidores y que al parecer es el noventa por ciento de los habitantes de España, o quizá hasta más.
Contaríamos igualmente que con estas figuras principalísimas, con sus muy preparados entrenadores, que como asesores y adaptando las técnicas deportivas a las de la política, igual daban infinitamente mucho mejores resultados que las que han empleado estos políticos que ya denominé hace mucho tiempo como de… panza y bolsillo, puesto que “éstos dos recipientes”, son los únicos que les han preocupado y sálvese el que pueda, tan es el desprestigio que se han ganado con creces.
El fenómeno español llega a tan alto grado de asombro, que ya hasta el chovinismo francés encarnado por su actual presidente Sarkozy; ha exclamado en público y lo ha recogido la prensa, el siguiente grito… “¿Qué tienen esos españoles que ganan todos los trofeos internacionales?”. Y a lo que podemos decirle, que tienen las máximas aptitudes para llegar a cualquier meta nacional o internacional; lo que les falta es dirigentes inteligentes, generosos, trabajadores, austeros y que sepan ponerlos en marcha para logros importantes. Ya lo dice hasta el cantar de mío Cid.
¿Qué hacen nuestros negados políticos? Pues ya lo estamos viendo, aparte de “lo de la panza y el bolsillo”, se preocupan de destruirse mutuamente, para luego llegar a un poder que no saben manejar y así se han perdido nada menos que treinta y cinco años, que son los que ya pasan desde que fueran enterrado Franco.
¡Cómo estará el asunto que ya hasta el cómodo y tranquilo rey Juan Carlos ha ido a clamar a Santiago! Y en el día del santo y “abrazado al mismo”; ha pedido que los ilumine, a ver si reciben la luz divina y gobiernan mejor. Rogativa que ha hecho extensiva al resto de “fuerzas” (es un decir) sociales y económicas.
Veamos si el cielo le ha oído y de paso también el monarca practica con el ejemplo; puesto que debe sentir “reconcomia o pelusa”, al ver que el deporte es infinitamente mucho más popular que su persona y la entidad o institución que encarna.
De no surtir efecto lo anterior, me reitero en mi titular… ¡Los deportista al poder y a gobernar España! El pueblo está con vosotros.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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