Es difícil hablar del Orgullo Gay sin ser tachado de homofobia, algo que en mi caso rechazo de plano y explicaré por qué.
Cuando era apenas un niño, en mi barrio había un chico que encalaba las casas, le llamaban “Paquita la limpiadora”. Un día llegó al barrio con un pañuelo a la cabeza, le preguntaron: ¿Qué te pasa Paqui? Los grises me pillaron hablando con unas amigas, me pelaron y me pasearon con un cartón colgado al cuello con el escrito “Por marica”.
Aquellas palabras me impactaron, no comprendía por qué se debía castigar de aquella manera a una persona sólo por sentirse mujer desde que había nacido.
Después, siendo ya mayor, en mi escalera convivían dos chicos amables y buenas personas como pocos. A uno de ellos le diagnosticaron una enfermedad degenerativa y, poco a poco, le fue imposibilitando hasta su muerte. El compañero lo cuidó de una manera poco común. Lo paseaba en silla de ruedas, lo lavaba, en fin, cuidaba con tanto amor a su compañero que merecía todo elogio. A la muerte de su compañero, con el cadáver aún caliente, los sobrinos del muerto vinieron a pedir la herencia de un patrimonio que había construido en común la pareja. Dejaron al pobre hombre hasta sin piso… Esa experiencia me hizo aceptar con agrado la unión legal de personas del mismo sexo.
Y dicho esto como preámbulo, ahora deseo dar mi opinión sobre el llamado: Orgullo Gay.
Los técnicos en la materia califican esta tendencia sexual en tres formas, Travestismo, Gay y homosexuales, (dejamos para otro estudio las lesbianas).
Debemos decir que, según las encuestas, en España un 46% de homosexuales son banqueros, ingenieros, abogados y otras profesiones liberales. Visten de traje y corbata, van a misa cada domingo y votan al PP.
Los homosexuales son aquellos que se sienten mujer desde su nacimiento, desean ser tratadas con amor, rechazan la violencia y muy pocos aceptan la penetración, que lo definen como un acto violento, su actividad sexual se realiza a través de caricias, etc.
Los travestis suelen ser personas con arte, que se dedican al espectáculo, aunque también los hay que tienen la tendencia a vestir de mujer, algo que les viene de forma natural incluso siendo heterosexuales activos.
Los gays aman los gestos violentos, sus formas de vestir suelen ser agresivas y en buena parte llegan a ese mundo a través de la prostitución.
No voy a seguir haciendo valoraciones porque es un mundo tan desconocido incluso para los especialistas que, siempre por un simple detalle, terminan equivocándose y siendo rechazados todos sus trabajos de valoración.
Sólo pretendo pedir lo que muchos homosexuales piden, que les dejen vivir su sexualidad como algo natural, que les respeten y nadie les mire como extraterrestres y, sobre todo, que los políticos no les manoseen, les pongan etiquetas, banderitas y hagan de su fiesta un evento nacional, algo que rechazan de tal manera que, en Alicante había dos asociaciones de Gays y Lesbianas y han terminado desapareciendo.