La última intervención de Carmen Chacón, candidata a la secretaria general del PSOE, resultó totalmente desafortunada. Para empezar, su sobreactuación y tono de voz estridente, gritón y mitinero, no gustaron. Tales maneras nublaron lo que pretendía comunicar y sepultaron el discurso que llevaba perfectamente estudiado. Le falló la interpretación a pesar de lo ensayado que lo traía. Demasiado envarada, seria y mecanizada, denotaron falta de naturalidad, y por ende, credibilidad. Es posible que los buenos oficios de su asesor de imagen y comunicación, Oscar Santamaría, no surtieran los efectos apetecidos. Cuando se grita al auditorio, lo normal es que el volumen e intensidad de los aplausos crezca. Se logró más ruido pero no fue suficiente para ganarle la partida a Rubalcaba, con “travesía del desierto incluida”
Desde la óptica de la ciudadanía, obviando colores y militancias, no era fácil que con tanta derrota electoral a la espalda y tras haber perdido cuatro millones de votos, Rubalcaba se hiciese con la victoria por escasa pero suficiente diferencia. Convendría recordar que en el Congreso anterior, Zapatero derrotó a Bono por un margen inferior. De cualquier forma y por mucho que se pretenda disfrazar la realidad, el PSOE, tras el Congreso de Sevilla ha quedado palmariamente dividido con las consecuencias que estas fragmentaciones aportan.
Cuando el poder a repartir como en este caso es “nada y compañía”, agravará los inevitables ajustes de cuentas, chivatazos y venganzas. Los partidarios de Carmen Chacón, a medida que avanzaba la campaña, denotaban mayor convencimiento de hacerse con el triunfo, en la misma proporción que tal seguridad estaba poniendo “nervioso” a Rubalcaba. Hay que destacar, no obstante, que a la hora de dirigir los fogones políticos, marcar estrategias, insinuaciones, amenazas, promesas y repartir juego, la destreza del ex vicepresidente, como maestro urdidor de tramas varias es único y a años luz de su bisoña oponente.
Chacón inició su parlamento tratando de dejar muy claro cual sería su posición con respecto a la política a seguir en el PSOE, intentando condicionar el voto de los delegados cuando señaló: “Nos resignamos o cambiamos, nos estancamos o avanzamos, nos quedamos sentados o nos levantamos”, cuyas alternativas no originaron el resultado esperado, ya que los votantes optaron por no cambiar ni avanzar como ella pretendía, decantándose por la postura continuista y entregarse a la experiencia y seguridad de Rubalcaba.
Ante el desarrollo de los acontecimientos, la derecha, más oportunista que oportuna, se ha apresurado a señalar a Griñan como el gran perdedor de la contienda, pensando en las elecciones autonómicas andaluzas del 25-M y protagonista de la división de los socialistas, además de haberse equivocado a la hora de elegir candidato, lo que no impidió que Rubalcaba, interesadamente, le nombrase “Presidente Florero del PSOE” en sustitución del amortizado Chaves que continuará como diputado.
Cuentan, y tiene todos los visos de ser cierto, que Carmen Chacón, tras conocer el resultado del Congreso y saberse perdedora, algo normal con un padrino como Zapatero, les comunicó a los suyos que se presentaría a las primarias para ser nominada como candidata a la presidencia del Gobierno: por voluntad que no quede… A continuación intentó colarle el cuento a Rubalcaba de la creación de una “nueva ejecutiva de integración” que el viejo zorro, lógicamente, no aceptó, habiendo dejado descolgados incluso a personajes tan destacados en el PSOE como Pajín y Zerolo. ¡¡Cosas de la política doña Carmen!!. Ya sabe vd. Paciencia y resignación cristiana…