Sociopolítica

DESCANSE ES PAZ… Michael Jackson

Es imposible saber cuántos al saber de la  muerte de este desgraciado ser humano, habrán pronunciado in mente ese «descanse en paz» que a todos los muertos se les suele desear. La parafernalia montada, los llantos y lamentos, los preparativos faraónicos para su sepelio; en definitiva el tratar de que permanezca en este  pobre mundo el tal «famoso»; ha sido la gran polvareda que al parecer ha envuelto a medio mundo, al que hay que entretener aprovechando lo que sea… y de paso, lograr los grandes negocios que este famoso cadáver ha podido promover, para los buitres que siempre están al acecho para aprovechar hasta la última de las carroñas aprovechables, puesto que sabido es que existe un buitre (el quebrantahuesos) que es capaz de ingerir y digerir… hasta los huesos de los cadáveres.

Yo sí… y tras reponerme de tan monumental espectáculo mortuorio (cuando escribo esto aún no lo han sepultado) he pronunciado esa frase y bastantes veces antes de atreverme a escribir este artículo… descanse en paz… este desgraciado «Miguel», el que al escribir me recuerda un cantar campesino andaluz  y que gira, sobre  las repetitivas frases que dicen… «Que le pasa, que le pasa a Miguelito… al probe (pobre) Miguel, que se anda escondiendo en la Montaña»… Y es que pienso que el «probe Miguel» de la copla, le pasaba lo que al Michael recién  muerto; que no encontrándose a gusto en su mundo, se ocultó en «su» montaña, posiblemente huyendo de sí mismo, como creo es lo que ha hecho este famoso, el que no estuvo conforme ni con el color de su piel, ni con su vida artificialmente prefabricada y dirigida desde niño; y es por ello el que ocultándose en  una enorme burbuja que sólo él sabrá o sabría explicar; ha llegado a su muerte, creo que por suicidio voluntario o fortuito, puesto que ya «el pobre Michael», las pastillas «anti todo»… las tomaba a puñados y tenían que lavarle el estómago, con la frecuencia que se lavan las prendas interiores que todos usamos y que no queremos tener puestas, una  vez que han sido sudadas o impregnadas de nuestros sudores.

Sí, creo acertar al interpretar la terrible soledad de este pobre famoso, al que le arrebataron su verdadera vida humana, siendo niño y lo enmarcaron en una «argolla de  riquísimo esclavo», pero esclavo al fin, de un destino que dudo  le satisficiera, por cuanto sus extravagancias y su comportamiento, para mí… ha sido el de un ser que va huyendo de sí mismo  y buscando algo que no encontró nunca a pesar del enorme monto de dinero que ganó con sus actuaciones.

Actuaciones y músicas que a mí nunca me gustaron y es claro que jamás compré un disco o soporte de ellas; y cuando por casualidad me tropezaba con ello en la TV, pasaba de inmediato de canal, tras ver las contorsiones  y movimientos de este artista, que para mí (que tuve que atender más de una vez a un epiléptico) me recordaban las contorsiones de aquel desgraciado, al  que por circunstancias especiales tuve que sujetar con mis manos y pegarlo al  suelo, ayudado por otra persona, para sencillamente… que se le pasara el ataque epiléptico y no se ocasionara los daños que otras veces se ocasionó al encontrarse sólo y sin  auxilio humano.

Pero este original artista; por lo que sea, ha sabido conectar con la masa y millones parecen seguirlo o lo seguían… Es lo de todos los tiempos, o sea, seguir a esas luces de bengala que son las figuras de la fama y que esa cruel diosa, quema  inmisericordemente como ha quemado al pobre Michael… son las mismas masas que aplaudían a los corredores de cuadrigas, a  los gladiadores, a sólo dos cosas… «la fama y el dinero»; que en exceso  ya nos dice la experiencia a donde llevan.

En otro campo pero en el mismo de la fama… anoche un futbolista famoso y pagado por él, muchas veces su peso en oro puro de 24 quilates; era convocado en un campo de fútbol madrileño y allí enardeció a (dicen) unos setenta u ochenta mil masificados forofos, con gritos de ánimo al equipo que ha pagado ese fortunón por tenerlo aquí. También me pregunto que aporta todo ello al progreso  humano.

Esa masa que es incapaz de protestar por tanto latrocinio como sufre; pero que sin embargo va a esos actos, paga la entrada «a peso de oro» y luego se va tan contenta a  su casa a disfrutar su bienestar Sólo falta ya el césar de turno, entronizado y recibiendo los aplausos de aquella plebe romana, que babeando de gusto, esperaba a que el emperador dirigiera su dedo hacia el cielo o hacia la tierra, para que el «famoso» de turno, fuese degollado o pinchado como una aceituna en las arenas de aquellos campos de entretenimiento para la masa.

¡Sí… y no me mires Aníbal… estoy escribiendo como siempre… para mí!

Mi perrito me mira y mueve el rabo, no entiende pero sé que me quiere y ello me es más que suficiente; yo también lo quiero a él.

En cuanto al famoso muerto y depositado en féretro faraónico… descanse en  paz y vaya para él mi piadoso recuerdo… yo también carecí de infancia y por ello creo entender su drama, pero afortunadamente yo no llegué a ser riquísimo y menos a famoso; doy gracias a Dios, en el que pese a todo sigo creyendo.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.