Tras un aumento continuado de los casos de cáncer de mama invasivo entre las mujeres españolas durante los años ‘80 y ‘90, las tasas de incidencia han bajado bruscamente a partir de 2001, una posible consecuencia de la generalización de las pruebas diagnósticas, según un nuevo estudio liderado por investigadores del Instituto de Salud Carlos III. Los autores atribuyen este hecho a la implantación nacional de programas masivos de cribado de cáncer de mama.
“En los ’80 y ‘90 el cáncer de mama no dejó de crecer en España. Sin embargo, en el comienzo de 2000 se produce un cambio de tendencia y un año después, el descenso es abrupto”, señala a SINC Marina Pollán, investigadora principal del estudio junto con Roberto Pastor, ambos expertos del Centro Nacional de Epidemiología en el Instituto de Salud Carlos III.
El objetivo del estudio, que hoy aparece en The Journal of the National Cancer Institute, era analizar los cambios en la tendencia de la incidencia del cáncer de mama en España entre 1980 y 2004, para constatar que el descenso reciente del cáncer de mama observado en EE UU, Canadá, Australia, Holanda, Francia e Italia, también se ha dado en España.
Para ello, los investigadores han analizado de forma conjunta 80.453 casos de cáncer de mama invasivo en el período 1984-2004 en mujeres mayores de 25 años, una información extraída de todos los registros españoles que participan en la Red Europea de Registros del Cáncer.
Los resultados del estudio desvelan que, en términos generales, la incidencia global de cáncer de mama aumenta un 2,9% anualmente durante los ‘80 y los ‘90, pero en 2001 se produce un cambio de tendencia, y se registra un descenso anual del 3%. Por grupos de edad, el descenso sólo se observa en mujeres mayores de 45 años, más marcado en el grupo de 45 a 64. “En las mujeres menores de 45 años, la incidencia del cáncer de mama mantiene un crecimiento constante de un 1,8% anual durante todo el período analizado”, explica la científica.
El estudio es fruto de la colaboración entre los investigadores del Centro Nacional de Epidemiología y de todos los registros de cáncer españoles y ha sido financiado por el CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y el Instituto de Salud Carlos III, en el marco de la Acción Transversal del Cáncer.
El trabajo pone además a disposición de otros investigadores una nueva herramienta de análisis para utilizar en estudios similares.
La importancia de los programas de cribado
En EE UU y en otros países industrializados, la reducción en la frecuencia de cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas se ha relacionado con la brusca disminución en el número de mujeres que toman tratamiento hormonal sustitutivo, y en particular terapia combinada con estrógenos más progestágenos, para contrarrestar los síntomas de la menopausia. Como en España este tratamiento se ha utilizado poco, es difícil relacionar el descenso de casos de cáncer con el abandono del tratamiento.
“La caída en la incidencia de cáncer de mama en España refleja la extensa implantación de los programas de cribado en nuestro país”, afirma Marina Pollán. La experta explica la relación: “El cribado adelanta el diagnóstico de casos que, de otra manera, serían diagnosticados más tarde. Si el programa funciona bien, la incidencia de cáncer de mama aumenta en un principio, pero luego tiende a disminuir, cuando se reduce mucho el número de casos “silentes”, que no habían sido detectados antes. Finalmente, la incidencia se estabilizará o crecerá, dependiendo de la distribución de los factores de riesgo. Todos estos cambios son o no visibles según la intensidad de implantación del programa de cribado. Cuando la cobertura o la participación son bajas, el efecto del programa se diluye”.
Los científicos consideran muy probable que el aumento en la incidencia de cáncer de mama en mujeres jóvenes esté relacionado con los cambios rápidos del patrón reproductivo y del estilo de vida en las últimas décadas, como el descenso de la natalidad y el aumento de la edad en la que las mujeres tienen su primer hijo. “Algunos de estos factores muestran una evolución positiva en los últimos años”, comenta la inevstigadora.
“Es importante seguir monitorizando el cáncer de mama en un futuro”, afirman los autores del estudio, y ver qué ocurre tras la consolidación general de los programas de cribado. Para ello, los registros de cáncer son un instrumento imprescindible cuya labor no siempre es suficientemente reconocida.
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Referencia bibliográfica:
Marina Pollán, Roberto Pastor-Barriuso , Eva Ardanaz , Marcial ArgÁ¼elles , Carmen Martos , Jaume Galcerán, María-José Sánchez-Pérez , María-Dolores Chirlaque , Nerea Larrañaga , Ruth Martínez-Cobo , María-Cres Tobalina , Enrique Vidal , Rafael Marcos-Gragera , Antonio Mateos , Isabel Garau , María-Dolores Rojas-Martín , Rosario Jiménez , Ana Torrella-Ramos , Josefina Perucha , Maria-Eugenia Pérez-de-Rada, Susana González, María-José Rabanaque , Joan BorrÁ s , Carmen Navarro, Esther Hernández , Ángel Izquierdo, Gonzalo López-Abente, y Carmen Martínez, “Recent Changes in Breast Cancer Incidence in Spain, 1980-2004”, The Journal of the National Cancer Institute, DOI: 10.1093/jnci/djp358, octubre de 2009.
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