Vengo escribiendo hace años una frase que tristemente ha sido premonitoria… «Nos están llevando muy deprisa hacia ninguna parte»… y creo que ya hemos llegado a ese punto sin retorno o con un retorno que desde luego los que dicen gobernar al mundo no lo encuentran. Y me confirma ello las conclusiones que han sacado y publicado los máximos dirigentes mundiales («A la España del nefasto Zapatero no le han hecho ni puñetero caso»: no contamos ya para nada) en esa ya trágica (por las revueltas que allí hubo) reunión celebrada en Davos (Suiza)… que es famoso por ser la sede del encuentro mundial del Foro Económico Mundial, en el que se reúnen las élites sociales y económicas del mundo. O lo que es lo mismo; los buitres que nos han llevado a la situación actual y que yo resumo con las dos palabras reflejadas arriba, o sea… «ninguna parte». Pues bien, desde allí se lanzan los siguientes «gritos de angustia económica y social».
El primero, liderado por la presidenta alemana, Ángela Merckel: es necesario una supervisión mundial. Incluso llega a proponer un Consejo de Seguridad Económico en NNUU. Una especie de mecanismos de alerta temprana. El mensaje es seguido por el Reino Unido en la misma línea de lo ya señalado en la cumbre del G20. El segundo mensaje proviene de Francia, que alerta del riesgo de estallido social por la crisis. Y es que la OIT advierte que la crisis se llevará consigo 50 millones de empleos en todo el mundo. El tercer mensaje es el rechazo a la tentación proteccionista que existe en todos los países.
O sea que «no saben en realidad como atacar el enorme problema que nos han creado». Recordemos el anterior foro, nada menos que en el país más capitalista de Occidente, y presidido por el nefasto Bush en su ya precaria sede de Washington y donde quizá para tomarnos por última vez el pelo, al resto del mundo; reunió a esas élites de «los dineros»; que acordaron, acordar en la próxima reunión, que acordarían que a lo mejor en las próximas reuniones (lo estamos viendo por lo de Davos) acordarían acordar ni se sabe qué y ellos menos; pues los políticos se han montado en un explosivo demasiado grande y peligroso y no saben como neutralizarlo… o peor aún, no tienen valor de decir claramente lo que hay que hacer; empezando por ellos que tienen que rebajarse sus muchos gastos y anexos.
Veamos algunas reflexiones desde «el suelo» de la realidad actual y que no es otra que una gran mentira que revienta por cualquier pliegue de la misma.
Para seguir la marcha del brutal consumo anterior, hay que producir una demanda, imposible hoy… puesto que está lastrada por una descomunal deuda, que están sosteniendo, pero que sobre ella pende… «el efecto dominó» y es lo que entiendo, están sujetando con uñas dientes… y los creyentes con fervientes oraciones al Todopoderoso. Sobre el consumo, me remito a mi artículo: «Consumid malditos».
Y es que hoy el consumo y por lógica aplastante, está en retroceso y cada vez más; puesto que si quien fabrica y produce no vende, despide trabajadores y por consiguiente el consumo sigue retrocediendo por una lógica de Perogrullo; máxime el que pueda disponer de algún sobrante, lo ahorra y no se gasta nada más que lo imprescidible, pues intuye y con razón, que está al borde de una economía de subsistencia; ya que llegado al límite… sólo le quedan los comedores sociales y si es que estos pueden aguantar la cantidad de bocas que llegarán hambrientas.
Los buitres de los políticos; al menos en mi país; no sólo no reducen la enorme presión fiscal y despiden las dos terceras partes de los parásitos que han acoplado al dinero de los impuestos, sino que por el contrario malgastan cada vez más dinero. Cuando ese dinero puesto a producir «en manos productoras», crearían riqueza.
El automóvil que ha sido hasta ayer mismo (ya no lo es) el motor económico de todo el mundo, mal denominado desarrollado; está en crisis galopante y ya asombra ver las rebajas que hacen para eliminar existencias, que no saben donde almacenar y por ello reducen drásticamente el empleo; puesto que y por otra parte; no es posible tener un automóvil cada habitante de este planeta… y en muchas casas hay dos, tres y cuatro automóviles. La construcción igualmente está paralizada y hoy se pueden comprar viviendas a precios irrisorios y aún así no se venden; el turismo está en recesión; hasta en las drogas, dicen que «los camellos ya hacen rebajas»… «no hay dinero, ni crédito, ni esperanzas de poder endeudarse visto las angustias que millones de endeudados están pasando»… ¿qué solución tiene este gran lío?… a corto plazo ninguna; y a largo; tampoco saben como encadenar ese larguísimo camino que espera cada vez a mayor cantidad de indefensos y mal gobernados, por lo que temen lo que ha dicho «el francés».
Todo ello ha venido por querer «vivir en el aire»… y el viento los arrastró y ahora van como los vilanos; a merced de ese viento loco, que han provocado.