Sociopolítica

Desmontando los 135 años de mentiras del PSOE (II parte)

Y aquí estamos, por segunda vez hablando de lo mismo y en mi derecho a réplica, dado que el idioma común de todos los españoles parece que no es lo suficientemente vehicular para entendernos entre nosotros.

Comenta D. Manuel Mendiluces, a la sazón articulista de este medio de difusión del pensamiento libre, en un artículo en mi honor y para mi deshonra, que miento cuando analizo hechos históricos contrastados sobre el socialismo español, sobre todo ciñéndonos al período comprendido a partir del 2 de Diciembre de 1982, fecha de la toma de posesión como presidente del gobierno de España de D. Felipe González, que es lo que yo, sobre todo, analizo en mi primer artículo cuya lectura masiva agradezco a todos ustedes. Agradecería incluso mayor participación de los lectores para poder abrir líneas de debate sobre el asunto, lo cual enriquecería el toma y daca y la pluralidad de opiniones. Y si fuese sin insultos personales ni filias o fobias ya sería la leche. Gracias por adelantado.

Juraría yo, si la memoria no me falla, que en el año 1978, los españoles mediante sufragio universal decidieron por mayoría en unas elecciones libres, acordar la implantación de la actual constitución española como norma y marco vigente por el cual regir nuestras vidas en común; con sus derechos y deberes, leyes, organización del estado y, en definitiva, como conducirnos civilizadamente sin sacarnos los ojos. En dicha constitución se consagran como derechos fundamentales de los españoles, entre otros, el derecho a la escolarización de forma universal y gratuita, el derecho universal de todos los españoles y residentes en España a recibir atención médica de parte de nuestro sistema de Seguridad Social, modelo del cual nos deberíamos sentir los españoles más que orgullosos; con sus virtudes y defectos.

La constitución española no fue una aportación de los socialistas, sino de todas las fuerzas vivas del país, acordada en consenso por la casi totalidad de las fuerzas políticas, y refrendada, como ya he comentado, por los españoles en las urnas. Los socialistas estuvieron ahí, pero no como padres del invento ni dadores de derecho alguno. Una parte más del todo. Y punto. Cabe decir pues, que lo que hay es lo que los españoles hemos decidido. Medallas de parte las justas, please.

Sobre la mal llamada reconversión industrial llevada a cabo por el gobierno de Felipe González podemos decir que hay mucho toro que lidiar. En primer lugar porque apenas se hizo reconversión alguna. Lo que se llevó a cabo fue el finiquito de buena parte de nuestra industria que, sin duda, resultaba deficitaria en muchos casos para las arcas del estado. Reconvertir significa:  »reestructurar o modernizar un determinado sector, adaptándolo a las nuevas necesidades». Cerrar pues industrias no es reconvertirlas en otras, ni adaptarlas a nada. Cerrar una industria es cerrarla. Chao, adiós, y luego ya veremos. Venderlas a multinacionales extranjeras tampoco se adapta al concepto de reconversión. Lo digo para navegantes.

Decir que el PSOE lo ha hecho todo mal sería incurrir en un error de bulto, por supuesto. Por eso el debate se antoja necesario para poner cada cosa en su lugar correspondiente. Lo que ocurre es que también hay un lugar para cada cosa, y en ese lugar no caben las falsedades históricas ni los méritos auto impuestos.

Como quiera que era mi derecho de réplica, necesitaba aclarar que mi artículo inicial incidía en la época histórica subsiguiente a la muerte de Franco, que es la que se debe analizar para validar o no, las palabras dichas tantas veces por los socialistas en los últimos diez años, que no son otros más que ellos a los que les debemos todos los derechos sociales que hoy disfrutamos.

Hay que agradecerles su lucha en pos de los derechos de los gays y lesbianas y su ley de matrimonio entre personas del mismo género. Al menos yo lo considero un acierto. Lo mismo que el »buen intencionismo» creando una ley de dependencia estéril, ya que al no dotarla de una memoria económica, a lo que ha llegado es a ser papel casi mojado y motivo de frustración para mucha gente.

En mi primer artículo hablo claro, con razón o sin ella. Pero lo que no hago es hablar del franquismo ni de cuestiones inventadas.

Que los socialistas de hoy se llenan la boca hablando de su visión mágica de la transición española hasta hoy es un hecho, no una opinión. Basta escucharlos en los debates televisivos, sobre todo al señor Carmona, flamante candidato a la alcaldía de Madrid, o a tantos otros y otras. Ya saben; miembros y miembras.

Y ya para cerrar esta especie de turno de réplica, no puedo dejar pasar por alto el otro tema de discordia que mantengo con cualquier socialista que insista en que »ellos» estuvieron en la lucha denodada contra Franco. Hombre, a título personal de cada cual no me cabe la menor duda, pero como partido y con las siglas oficiales, las del PSOE, va a ser que no, como se dice hoy en día.

Ni estuvieron, ni se les esperaba.

Los socialistas articulados es sus siglas empezaron a dar muestras de presencia sobre todo a raíz del congreso de Suresnes, en Octubre de 1974, donde fue elegido ‘Isidoro’ como secretario general. Isidoro era el nombre en clave de Felipe González, del ‘club de los sevillanos’ de donde también salió elegido Alfonso Guerra (‘Andrés’) para la ejecutiva nacional. En ese congreso los socialistas sentaron las bases para actuaciones futuras ante el inminente fallecimiento del caudillo y, también, para contrarrestar la fuerza de la izquierda española agrupada en la Junta Democrática de España, formada por los agentes políticos que sí habían estado en la primera línea de la oposición al régimen. La Junta Democrática de España estaba formada por el Partido Comunista de Santiago Carrillo, por el Partido Socialista Popular de Tierno Galván, posteriormente alcalde de Madrid con el PSOE, por el Partido del Trabajo en España (PTE), la Alianza Socialista de Andalucía, el sindicato Comisiones Obreras, y destacadas personalidades de la época, en especial una figura en exceso denostada por nuestra historia como es la de Antonio Gracia Trevijano, hombre de confianza de D. Juan de Borbón, abuelo del actual monarca español, y quizás una de las personas que mejor saben lo ocurrido en las cloacas de nuestra política antes y después de la muerte de Franco. Cualquiera que se interese un poco en documentarse sobre los hechos históricos ocurridos en aquel congreso, y después del mismo, llegará a la conclusión de que el PSOE, de la mano de ‘Isidoro’, hizo oposición a la oposición. Y eso como aperitivo de posteriores investigaciones interesantes que dejan a cada cual en el lugar de la historia que le pertenece. Pero para ello se necesita una lectura sosegada, alejada de dogmatismos o filias ,y, sobre todo, ganas de saber la verdad contada por los propios protagonistas de la historia, y no de aquellos aficionados a reescribir la misma a toro pasado, dando lanzadas a moro muerto.

100 % liberalY mi ideología, señor Mendiluces, es la de ser un español como otro cualquiera. Liberal hasta la médula, eso sí. Y cuando puedo y tengo breves instantes de lucidez intelectual, quizás un pensador. Pero esto, reconozco, quizás sean las menos de las veces.

Atentamente suyo: Gallego Rey.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.