Sociopolítica

Desobediencia civil

Desobediencia Civil ante el peligro de la obediencia a la autoridad
Desobediencia Civil ante el peligro de la obediencia a la autoridadEn los años 60, Stanley Milgram estaba muy intrigado de porqué Adolf Eichmann, criminal de guerra nazi (condenado a muerte en Jerusalem por crímenes contra la humanidad), no se consideraba responsable del exterminio de buena parte de la población judía en Europa, cuando era él quien había participado en la «Solución Final», principalmente en Polonia, como responsable de la logística del transporte y deportación de judíos a los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Eichmann sabía cuántos judíos se podían transportar en cada vagón de tren, cuántos guardias eran necesarios, cuántos judíos morirían por el camino, qué cantidad mínima de alimento necesitarían, cuántas toneladas de carbón se utilizarían por mes… Absolutamente todo lo necesario para el perfecto funcionamiento de la maquinaria de muerte del Tercer Reich.

Milgram, no podía entender que la razón principal de su defensa fuera simplemente que él obedecía órdenes superiores. Por lo que tuvo la idea de realizar un experimento que posteriormente conmocionaría al mundo. Milgran quiso saber con qué facilidad se puede convencer a la gente para que cometan atrocidades, como las que cometieron los alemanes nazis. Quería saber cuánto daño podía hacer una persona a otra, si era sometida a la autoridad. Los resultados fueron sorprendentes. Demostró hasta qué punto el ser humano es capaz de llegar inclusive como en este caso, cuando la fuerza de la autoridad era leve, a infringir daño a sus semejantes. Así, el 65% de las personas sometidas al experimento fueron capaces de administrar dosis letales de electrocución a otras personas, la suficiente como para acabar con su vida. Naturalmente a quien se le administraban la descarga era un actor, pero el administrante no lo sabía.

El análisis de este experimento nos ha servido para debatir y entender hasta qué punto la sociedad española, ante la grave situación económica y social en la que se encuentra, no es capaz de rebelarse masivamente contra la autoridad ante las injusticias, por ejemplo, en el caso de los desahucios, o en la pérdida de empleo, las estafas bancarias, etc.

Naturalmente siempre hay personas que se rebelan contra el control de la autoridad y, estamos observando que cada vez son más y serán muchos más, quienes no teniendo ya nada que perder, se enfrentarán al poder y autoridad establecidos con resultados verdaderamente impredecibles.

Probablemente la chispa que inicie una gran revuelta esté por llegar y no sabemos cuál puede ser el detonante: si los suicidios de gente que se queda sin vivienda y sin futuro, si vendrá originada por los problemas de secesión de España, o qué. Lo que si es cierto es que, si nuestros representantes políticos no se toman las cosas más en serio, si siguen blindándose con las leyes para mantenerse en el poder, o el status quo, si siguen poniendo obstáculos a un desarrollo más democrático y participativo, si ni tan siquiera los policías y los jueces están dispuestos a colaborar en mantener el orden establecido, tarde o temprano podrán sufrir las consecuencias que ellos mismos, los políticos, han creado.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.