Carlos Sánchez López es catedrático de Física de Materiales y director del Laboratorio de Materiales de Interés para las Energías Renovables (MIRE) en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). El próximo 28 de mayo participa en la mesa Innovación Verde: La energía del mañana dentro del foro UNI-CIENCIA 2012 en CaixaForum Madrid.
Llevamos años oyendo que el modelo energético tradicional, basado en el consumo de combustibles fósiles es insostenible ¿Qué papel juegan las renovables para solucionar este problema?
La oferta renovable tiene tres características positivas: no agotable, diversificada y descentralizada. Tiene una negativa que afecta a casi todas las fuentes renovables: son recursos discontinuos. Por tanto, parece muy razonable considerar que debemos encaminarnos hacia un modelo diversificado en las fuentes y descentralizado en los centros de generación-conversión. En este modelo pueden contribuir, al menos transitoriamente, recursos y fuentes no estrictamente renovables, pero su construcción efectiva es acorde con el uso de recursos renovables. En realidad, este es, esencialmente, el modelo que se está construyendo. La naturaleza discontinua de los recursos renovables plantea la necesidad de acumular y transportar grandes cantidades de energía. En realidad, la necesidad de acumular energía está planteada ya debido al desfase existente entre la producción y el consumo, pero, en el supuesto de un uso extensivo de los recursos renovables, está necesidad se agudiza.
España cuenta con una potencia instalada de energías renovables muy superior a la demandada, pero la mayor parte de la energía primaria consumida se importa de otros países y además procede de fuentes no renovables ¿Por qué?
La pregunta puede crear cierta confusión entre potencia y energía. La cantidad de energía que puede producir una instalación de una potencia dada, depende del tiempo durante el cual esté funcionando. Es decir, una elevada potencia con poco tiempo de funcionamiento no producirá grandes cantidades de energía. Esta ‘aleatoriedad’ en el funcionamiento es característica de los recursos renovables y de la falta de sistemas convenientes de acumulación. Por otro lado, los recursos renovables no han hecho su entrada en el mundo de los vehículos (automóviles etc.), sector que es gran consumidor de combustibles fósiles. Es muy posible que alguna de las versiones de transporte eléctrico ponga fin, o reduzca sensiblemente, esta situación. Por último, hay que mencionar que, en la actualidad, los sistemas renovables de generación de electricidad están conectados a la red eléctrica de distribución general. Esta circunstancia es motivo de diferentes problemas para la red de distribución, pero, simultáneamente, introduce limitaciones artificiales en la continuidad de la producción de la instalación renovable.
Uno de los problemas que presentan las energías renovables es que las horas de mayor producción no siempre coinciden con las de mayor demanda, con lo que se pierde mucha energía producida ¿Cómo puede el uso del hidrógeno contribuir a reducir estos problemas?
Ya hemos destacado que el “desacople” entre producción y consumo de energía es un problema extraordinariamente importante, tanto de los sistemas convencionales de generación como de los renovables. Y que, en estos últimos, se ha puesto especialmente de manifiesto por la discontinuidad de las fuentes. Parece que la respuesta válida es: acumulación y transporte de energía (eléctrica, térmica etc.). El hidrógeno es un vector-transportador/acumulador (en forma química) de energía y, al mismo tiempo, un combustible de cualidades extraordinarias. Sin duda, una alternativa más que razonable es invertir los excedentes de energía producida en obtener (proceso eléctrico, térmico etc.) hidrógeno a partir, de por ejemplo, el agua. Hay un notable esfuerzo internacional de investigación/desarrollo en este campo. Destaco la posibilidad de descomponer el agua de forma directa (la fotogeneración de hidrógeno) a partir de radiación solar, sin etapas intermedias de conversión de la fuente solar a electricidad o/y energía térmica.
¿Cuál cree que es la clave para acelerar el proceso de desarrollo de esta y otras tecnologías asociadas a la producción y aprovechamiento de las energías renovables?
Medios y recursos para la investigación, empresas avanzadas y con dedicación a medio y largo plazo, demanda social, estimulo y soporte por parte del sector público. En cualquier orden.
¿Y qué podemos hacer los ciudadanos para contribuir a este desarrollo?
Desde actuaciones individuales a colectivas. La creación de una conciencia social en este terreno, es algo que ya es real, pero que puede jugar un papel mucho más decisivo de lo que lo es actualmente. En estas preguntas no se ha mencionado el ahorro de energía. Los ciudadanos y las entidades (de todo tipo) podrían tener aquí un protagonismo extraordinario. Por otro lado, los ciudadanos pueden ser el motor de una fuerte actividad de investigación y desarrollo si comparten su necesidad. Los ciudadanos deberíamos sentirnos movidos por factores ligados a la independencia energética, al medio ambiente y a los costes finales.
Líneas de investigación
Carlos Sánchez estudia materiales con aplicaciones en procesos de generación, conversión y acumulación de energía. En particular, y en el contexto del Sistema Energético Solar-Hidrógeno, se ocupa de la fotogeneración de hidrógeno y de su acumulación en forma de hidruros metálicos ligeros (aplicaciones móviles). En lo que respecta a procesos de conversión de energía, el laboratorio MIRE investiga en semiconductores compuestos para conversión termoeléctrica (de calores residuales) y fotovoltaíca (de radiación solar).
UCC-UAM / SINC