Siete de la tarde. El avión aterriza en la roca. El ambiente es sofocante, similar al momento en el que te sientes completamente aturdido por las faltas de ortografía de la ética colectiva.
Humo. Mercedes de los años noventa. Aire acondicionado funcionando a un nivel insultante.
– How is the summer going?- Pregunto al taxista.
-As usual, too many people, fucking hot…. – Responde.
Mientras miro a través de la ventanilla pienso en el contraste que se produce entre el verano y el invierno en este lugar donde el tiempo se ensancha y se estrecha a su propio parecer.
Tras veinte minutos como copiloto de Ari Vatanen llegó a mi destino. Al sentir de nuevo el uppercut de calor, pierdo por unos momentos el sentido de la realidad, pero consigo mantener el equilibrio apoyándome en el techo de K.I.T.
Dejo todos mis bultos en el apartamento (una mochila con nueve calzoncillos, ocho camisetas y tres pantalones) y decido comprobar en mis labios, una vez más, el sabor salado de la mujer exultante.
Al salir y comenzar a secarme bajo el sol, un tipo se acerca, no consigo distinguir su nacionalidad hasta que comienza a hablar.
-Hello! Do you have a cigarette?
– ¿Español?
-Si.
-Pues no tengo tabaco, me lo he dejado el el apartamento.
-Qué pena. ¿De dónde?
-Creo que de unos cuantos sitios, y quizá ya de ninguno.
El tipo sonríe.
-¿Qué te trae a la roca?
-La huida de mi mismo.
El tipo sonríe de nuevo.
-Yo llegué hace dos días, parece un sitio interesante.
-Bueno, quizás durante el invierno- respondo.
-¿Llevas viviendo aquí mucho tiempo?
-Aunque me pese decirlo, creo que no lo suficiente.
-Yo ya no aguantaba más en España, es un nido de corruptos- añade.
-A mi parecer, Félix Rodríguez de la Fuente ha decido filmar el momento de eclosión de los huevos. Y los demás hemos decidido no cambiar de canal.
-Pero el ambiente es depresivo- señala, con un gesto agresivo.
-La culpa es nuestra, no hemos tirado de nuestra parte de la cuerda. Estamos demasiado ocupados jodiéndonos los unos a los otros, en todos los sentidos.
-Eso es cierto. ¿A qué te dedicas?
-Principalmente a la búsqueda de mi mismo, con su consecuente reacción opuesta.
-Parece que no te gusta hablar mucho de ti mismo- añade.
-Quizá sea así, pero creo que depende del momento y de en qué consista el aperitivo.
-¿Has oído hablar del Hilo de Ariadna?
Me quedo tan estupefacto que me cuesta incluso respirar.
-¿A qué te refieres?- pregunto.
-Creo que lo sabes perfectamente.
De repente me siento desnudo. Como si el tipo tan normal que se encontraba frente a mi se hubiera transformado en una mezcla entre mi mejor amigo y Freud. No sé cómo reaccionar. Inconscientemente dirijo la mirada hacia el horizonte. El tipo me ha desmontado.
-Sé de lo que me hablas- añado a posteriori.
-Entonces ¿por qué no lo sigues?
El tipo me acaba de recordar que me creo demasiado listo.
-Tienes razón. Perdóname si he intentado hacerme el interesante- respondo.
-No te preocupes, todos tenemos que disfrazarnos para protegernos, ahora me tengo que ir- comenta sonriendo.
-¿Qué te parece si quedamos otro día? Creo que tenemos algún tema en común- pregunto irónicamente.
-No creo que nos volvamos a ver. Un placer.
A continuación se levanta y se marcha sonriendo. Mira hacia el sol durante unos segundos, lo propio hago yo con él, completamente estupefacto.
Tras recuperarme del impacto neuronal producido por el encuentro, comienzo a reflexionar acerca de Ariadna, Teseo y el Minotauro, sumando una más a las veces que he intentado dar un significado a la mitología Griega.
A diferencia de las demás, hoy, en frente del mediterráneo, sonrío de felicidad.