Aunque cueste creerlo, para adelgazar ya no hace falta guardar en un cajón las galletas Oreo, los helados Haagen-Dazs, las barritas energéticas de chocolate Mars o refrescos azucarados como Coca Cola o Pepsi. Sí, se acabaron las renuncias calóricas (a buenas horas, pensarán algunos). Basta ya de comer rúcula y zanahorias hervidas, de dietas del pollo e infusiones de herbolario. Á‰sa es la apuesta de la Healthy Weight Commitment Foundation, una organización no gubernamental que se propone reducir la obesidad en EE.UU. de cara al año 2015 -no especifica un porcentaje- sin sacrificar los instintos golosos más primitivos.
La cuadratura del círculo dietético tiene como ideólogos a 40 grandes compañías estadounidenses de sectores de la distribución y la producción alimentaria, fundamentalmente, entre los que están Coca Cola, Pepsi, Nestle USA, ConAgra Foods, Kraft Foods o Mars; empresas que habitualmente son señaladas con el dedo como causantes de la pandemia de sobrepeso que azota a las sociedades desarrolladas.
Dispuestos a lavar su imagen, los integrantes de esta fundación han hecho bueno aquello de si no puedes con el enemigo únete a él y han lanzado una campaña de marketing con una serie de programas para perder peso que centran su atención en el equilibrio calórico, más que en el consumo de productos saludables. Una ecuación que consiste en quemar las calorías que consumes, básicamente. Dicho de otra forma, si quieres adelgazar y comer chocolate, galletas y helados cómprate un chándal y ponte a correr como un poseso. Si no eres capaz de hacer el ejercicio necesario no le eches luego la culpa de tus michelines a los conservantes, colorantes y aditivos azucarados que engulliste sin miramientos horas antes.
Entre los principios básicos de la Healthy Weight Commitment Foundation, creada a principios de octubre, no hay un compromiso de los fabricantes de reducir el tamaño de sus productos o ubicar en el frontal del mismo una indicación clara de las calorías que incluyen. Esto es opcional. Sí acordaron, no obstante, hacer algunos cambios en los productos y envoltorios para ayudar al cliente a conocer las propiedades beneficiosas de esos alimentos y gestionar la ingesta de calorías para mantener la gordura a raya.
La fundación promoverá clases de nutrición y ejercicio físico en algunos colegios y afectará directamente a los empleados de esas empresas, donde se pondrán en marcha programas para conseguir que los trabajadores tengan un peso saludable.
Los resultados de esta dieta golosa los medirán unas organizaciones independientes.
Los amantes de las hamburguesas tendrán que esperar. Ni McDonals ni Burger King se unieron a la fundación, al menos no aún. Aunque supongo que si uno suda la camiseta como dios manda nadie le podrá negar después una doble cheeseburger con patatas. Bien merecido está ¿no?