Los vendedores de dietas se alimentan y retroalimentan del fallo de sus propios métodos y de la sensación de culpa de sus clientes (víctimas).
Como ya he dicho anteriormente, si las dietas de adelgazamiento funcionasen, los que viven de ese mercado se quedarían sin clientes tarde o temprano, ya que al alcanzar un peso saludable no es necesario seguir consumiendo regímenes, productos y suplementos dietéticos. Por eso, en realidad a los «vendedores de dietas» no les interesa que la gente consiga sus objetivos y se mantenga en un peso saludable a largo plazo, ya que de esa manera el negocio sería insostenible también a largo plazo y tendrían que buscar otra manera de ganarse la vida.
¿Se imaginan que la dieta Dukan funcionase? Se terminaría erradicando el sobrepeso y la obesidad en España, viendo los niveles comerciales que ha alcanzado esta marca, ya que hasta en los supermercados se están vendiendo alimentos «Dukan» y en las librerías se despachan libros de este señor como churros. Pero a pesar de que estos productos fraudulentos para perder peso los podemos encontrar en muchos establecimientos, hasta la fecha no podemos decir que, gracias al señor Pierre Dukan, ha disminuído el sobrepeso y la obesidad de los ciudadanos españoles (ni de los franceses), sino todo lo contrario: cuanto más proliferan estos «genios» de la dietética del adelgazamiento, más crecen nuestros adipocitos (células grasas). Y cuando digo la dieta Dukan, también puedo decir la Atkins (mucho más antigua), la sonda nasogástrica (una ocurrencia mucho más nueva), la dieta de los grupos sanguíneos y un larguísimo etcétera que ocuparía todo el artículo y no es cuestión de aburrir al lector más de lo necesario.
Si usted está pensando adelgazar, no se ponga a dieta, ya que tiene más del 90% de probabilidades de fracasar. No depende de su fuerza de voluntad y, por mucho que le digan, usted no tiene la culpa de tener sobrepeso u obesidad. No depende de que coma cosas que «engordan», de que sea un goloso o un glotón. Todo eso no tiene nada que ver. De hecho, las personas gorditas no somos más ni menos tragonas que las personas delgadas y no somos culpables de nuestro padecimiento; aunque tampoco valen excusas para no ser responsables de nuestra salud, ya sea en el caso de estar delgado, como en el caso de no estarlo. Es más, los que cogemos peso fácilmente, hacemos esfuerzos sobrehumanos para evitarlo sin resultados positivos. La excusa perfecta de los nutricionistas es la falta de responsabilidad e implicación por parte del paciente, en lugar de pensar que si sus indicaciones no dan resultado en más del 90% de sus usuarios, por algo será.
Urge que las mentes creativas se pongan en funcionamiento. Si las estadísticas son tan alarmantes, en lugar de seguir confundiendo a los ciudadanos con noticias y estudios contradictorios, y dictámenes dietéticos imposibles de llevar a la práctica, hay que ponerse manos a la obra y encontrar soluciones prácticas y realistas. Debemos bajarnos del pedestal de la «profesionalidad», remangarnos y actuar de una vez por todas, los que hayamos elegido profesiones relacionadas con la salud. Y aunque tenemos derecho a ganarnos la vida dignamente, como cualquier ser humano, ya está bien del afán de lucro sustentado en el sufrimiento ajeno y los fallos institucionales y sociales.