¿Qué ha cambiado en muchas cosas? Como en los mejores tiempos de Franco, «el dictador de turno», se «baña en multitudes previo pago de su importe». Y así y una vez más los jefes políticos (líder es otra cosa) se han bañado el mismo día, el uno en Rodiezmo y el otro en Valencia; cada cual «tocando su pito», mientras los indefensos súbditos, los vemos y oímos con la peor de las indiferencias… ¿No se dan cuenta que están solos y que sólo les aplauden los que reciben alguna cosa para su bolsillo y panza? ¿No se dan cuenta de la realidad? Puesto que a estas alturas no tenemos confianza en los que gobiernan… ¿Pero la tenemos en los que aspiran a hacerlo? La política en España está tan desprestigiada que harán falta muchas realidades para que creamos en ella. Desde luego la que está agotada y fracasada hasta el máximo es la del nefasto y devastador Zapatero, que pese a ello sigue «ofreciendo el oro y el moro»; sin sopesar siquiera que ya de uno y otro no le queda nada… «nos ha hecho que lo debamos todo». Y en vez de dimitir e irse, se mantiene como aquel enano rey francés… «después de mí el diluvio».
En ese discurso anual de los que dicen ser socialistas (no se lo creen ni ellos) ha prometido y prometido, siendo lo lógico todo lo contrario; o sea… recorte del gastos en todos los sectores que dependen del dinero público; puesto que las pensiones y debido a la deflación no van a subir ni un céntimo, por la lógica que las rigen y ello es un alivio para el denominado tesoro público, que como sabemos está vacío totalmente.
Es claro que fue aplaudido… pues no faltaba más. Ya digo, es como en tiempos de Franco y sus famosas concentraciones; la mayoría (imagino que la totalidad) van obligados y han de arropar al jefe, diga lo que diga y haga lo que haga… «es el mejor signo de las dictaduras»; que cambian de aspecto pero que son la realidad, puesto que todo gobernante lo que quiere es… dictar y que no le discutan nada.
Así las cosas y al día siguiente de estos «fastos de luces de bengala»; se publica lo que sigue:
Los últimos datos que obran en poder de la Agencia Tributaria indican que la masa salarial en el sector público creció en 2008 nada menos que un 9,5%. O lo que es lo mismo, aumentó el año pasado el triple que en el sector privado: un 3,1%. Muy por encima, en cualquier caso, de lo que crecieron los precios el año pasado: un 4,1% en términos de medial anual o un 1,4% si se tiene en cuenta el IPC acumulado (entre enero y diciembre). Ese 9,5% que aumentó la masa salarial de los empleados públicos es el más alto de la década, y lo que es todavía más relevante, supone que, por primera vez en muchos años, creció más en el sector público que en el privado. El incremento, incluso, multiplica por dos lo que subieron las retribuciones totales de los consejeros de las empresas, un 4,6%. Los datos de la Agencia Tributaria no significan que el sueldo de cada uno de los empleados públicos -de todas las administraciones- haya subido ese 9,5%, sino que el gasto total destinado a pagar las nóminas ha crecido a esos niveles, básicamente por el aumento de las plantillas. Esto explica que la tasa de aumento de la masa salarial no haya dejado de crecer desde 2004: un 6,2% ese año, un 7,2% en 2005 y un 7,9% en 2006. En 2007, la subida fue del 8,3%, más del doble de lo que subieron los precios, y más de un punto por debajo de lo que ha crecido en 2008. (El Confidencial 07-09-2009 el que amplía muchísimos más datos interesantes).
Los ingresos siguen decreciendo (se produce menos, se consume menos y hay miedo al futuro) y pese a que nos sigan mintiendo con el cuento de que «lo peor de la crisis ha pasado»; lo demuestran los casi cien mil nuevos parados (oficiales) del mes de agosto (ya estamos en los cuatro millones) y cuando se publiquen los de septiembre, veremos que serán en aluvión; puesto que por mucho que digan que la época antes dorada de las vacaciones veraniegas, con el masivo turismo ha cubierto huecos, pero la realidad nos la dicen los que ha estado en esos lugares.
La mayoría de gente y como hace cuarenta o más años… bocadillos, tortilla de patatas, nevera portátil y sombrilla… y muchos sólo los fines de semana; otros muchos ni eso (ida y vuelta en el día); y aún en estos fines de semana, sobre todo en el final de agosto; hemos visto que las antes atascadas vías asfaltadas, han estado con una fluidez asombrosa. Lo achacan a la prevención de los que regresaban, pero la realidad es cruda y dura… la falta de dinero y la desconfianza en el futuro, han hecho que aquellas masivas caravanas hayan desaparecido.
¿Para cuando la disolución de los parlamentos y las nuevas elecciones?