Sociopolítica

Distraer a las masas para que no piensen

            Es para mí, “el primer mandamiento que aprende un político profesional” (vocacionales hay muy pocos y los pocos que hay los echan cuanto antes los profesionales). Y lo aprende, por cuanto y como no saben gobernar, ni se atreven a plantear cada asunto con la crudeza que debieran; han de mentir y la mentira la cubren de las mil formas en que estamos viendo; aunque siempre fue así; pero hoy, lo pueden emplear muchísimo mejor que nunca, para ello disponen del dinero público, con lo que se compra a gran cantidad de eso que se denominan “medios”; aunque los clasificaron bien, puesto que son… “medios y no enteros”.

            Ya no es sólo los espectáculos y que los romanos emplearon hasta la saciedad; incluso llenando de sangre sus estadios o circos… “era lo que se llevaba para entretener a aquella embrutecida chusma o plebe”. Se dice que hoy, “los atentados terroristas”, se emplean igualmente para entretener a las masas y que se contenten, por que a ellos no les ha llegado el explosivo terrorista.

            Hoy y desde esa mujer que han hecho famosa en España (Belén Esteban) y de la que ya se puede saber, hasta las lentejas, cuando las come y las deposita donde todos depositamos los alimentos, tras digerirlos… pasando por los cientos de accidentes o masacres que hay cada día y terminando por los cientos de espacios que hay de cocina, cotilleo, o de “eso que yo denominé como de entrepierna y entreculo”; tienen material más que suficiente para mantener a las masas, en lo que no es otra cosa que la moderna versión de “la caverna de Platón”; donde las luces y las sombras creaban la confusión a aquellas otras masas, para que nunca viesen la realidad que les atenazaba.

            También cuentan con las drogas que aletargan, duermen e inutilizan a los que en ellas caen; que por cuanto se consume, deben ser multitudes… incluso han llegado a inutilizar a la juventud (que incluso en la tan criticada época de Franco fue bastante activa y el dictador no pudo evitarlo y pese a que contaba con toda la fuerza) la que han llevado a los botellones y han creado esos engendros, de los que no tengo la menor duda, que son fomentados por la política y vía las nuevas armas de que disponen; si no, no se explican esos denominados “macro botellones” y que con simples llamadas de los “telefonines” (móviles), que borreguilmente se multiplican y todos acuden al “embrutecimiento que es la masificación”; puesto que nada bueno se logra y se hace, en masa y ello es indudable; puesto que lo mejor viene del individuo que piensa y que sabe luego reunir el grupo suficiente para lograr lo que sea; que indudablemente también puede ser malo y lo estamos viendo en los grupos políticos, con la que nos han liado.

            Por lo mismo, controlan la enseñanza, puesto que con ello siempre aletargarán al cerebro de las masas (los que mandan ya se preocupan de que sus vástagos vayan a escuelas selectas, nacionales o extranjeras) o lo embrutecerán, hasta el grado en el que doy una muestra y por cuanto lo he leído en alguna parte.

            Se trata de lo siguiente: “En una cola en una caja”, de una gran superficie; llega un señor con sus compras y la cajera y de forma mecánica (más bien como un robot humano) empieza a pasar los productos por el lector electrónico, que va marcando el precio en la registradora y emitiendo el boleto o factura de pago. Totalizado ello, la cajera le dice que son cincuenta y ocho euros y unos céntimos… el cliente, saca un billete de cien, y lo deposita en el mostrador y le dice que espere un momento; echa mano al monedero y saca los ocho euros y los céntimos y los coloca al lado del billete de cien… la cajera lo mira como a un marciano y la pobre “diabla”, no entiende que el cliente quiere que le devuelva un billete de cincuenta; lo que es elemental para cualquiera que sepa las cuatro reglas iniciales de las matemáticas… el cliente viendo que no se entera, le aclara y le dice… déme cincuenta euros y estamos en paz; ella no entiende y termina por llamar a su jefe superior para que le aclare la cuenta; y aclarado todo, el cliente recibe su billete de cincuenta euros y sonriendo con lástima se marcha.

            Ese es el ejemplo de tanta mecánica, robótica, automatización y en definitiva congelación de neuronas, de una juventud que ya no sabe ni sumar, ni restar, ni dividir o multiplicar, escribiendo con un bolígrafo (o lápiz) en cualquier papel; cosa que hace sesenta años, los chiquillos; aprendices de las tiendas, hacíamos con gran rapidez e incluso muchas veces, mentalmente… “hoy no, todo lo dice la máquina” y aquella “pobre diabla”, estaba acostumbrada hasta que la máquina le dijera lo que tenía que devolver al cliente y ello fijado hasta el céntimo.

            ¿Extraña pues los pésimos resultados de la enseñanza y de ámbito general… no sólo en España? A mi no, en absoluto.

            Por ello y cuando sacan en la tele, el otro entretenimiento; de esos monstruos (robots) que dicen que pueden barrer, fregar y hacer no se cuantas cosas más… no me echo a temblar (ya no me conmueve apenas nada) pero sí siento pena por el futuro de una humanidad, robotizada y esperando “el pienso”, que ya vaticinó Orwell en su famosa novela. Menos mal que al parecer los inteligentes japoneses, aún emplean el ábaco (que nació en Mesopotamia, hace la tira) en los grandes almacenes… y si es así; no todo está perdido.

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen.ciudad.org (allí más)

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.