Perdone, perdone… ¿Me puede usted decir dónde cae la izquierda?… Sí, mire usted. ¿Ve usted aquel semáforo que está en ámbar y parpadeando? Bueno, pues siga usted más adelante, ¡to tieso!, y cuando vea otro semáforo, también en ámbar y parpadeando, continúe hasta que llegue a otro semáforo que hay en una esquina en la que se pone un tío con una guitarra que canta siempre el mismo fandango, ese de: “Que están tos confabulaos, que son tos lobos jambrientos. Que están tos confabulaos. Con sus leyes y sus cuentos, nos tienen aprisionaos”… De todas formas, cuando llegue será mejor que vuelva a preguntar porque si no se va a liar. (Y el buen hombre, con la Avenida de Felipe II yendo pa la Puerta Jerez bajo sus zapatillas de deporte, prosiguió su largo y tortuoso camino)
Perdone, perdone… ¿Podría usted decirme dónde localizo a la izquierda, por favor? ¿La izquierda, dice?… Pues no sé, me parece que la han cambiao. Espere, espere usted un momento que se lo voy a preguntar a este viejecito… Me comenta este señor que antes estaba mucho más pa fuera: por el Polígono Sur, por las Tres Mil, por el Vacie, por el Cerezo, pero que ya no sabe a qué lugar ha ido a parar. Así que, siga usted hasta el semáforo que se ve allí. ¿Lo ve? El que está en ámbar y parpadeando. Una vez que llegue, no se amilane y pregunte a otra persona. Es que no quiero que por mi culpa se pierda usted. (Y el hombre bueno, con la Avenida de la Constitución bajo sus tenis, reanudó su marcha sin importarle las gotas de sudor que le resbalaban cuello abajo)
Perdone, perdone… ¿Sería tan amable de indicarme dónde se encuentra la izquierda? ¡Hombre, pregunta usted por la izquierda! ¡Cuánto tiempo hace que nadie se interesaba por la famosa izquierda! ¡La izquierda! ¡Si yo le contara…! Ya que llegó hasta aquí se lo voy a decir. La izquierda, hoy, se halla envuelta con la ropa de la cama de la derecha. Y es que, como me apuntó un colega, lo que siempre ha hecho falta es pedagogía política. Pedagogía que se quedó dentro del baúl de los setenta, así se lo digo. Y claro, mientras le quitamos el polvo a la pedagogía y la aplicamos, la que nos ha caído encima es que ni le cuento. A mí me da la impresión, mire usted, que el análisis en frío ha dejado paso a la acción en caliente y sin reparos. Y en ese no razonamiento es en donde las bases de la izquierda han perdido completamente el rumbo; rumbo que, por otra parte, marcan o deberían marcar quienes poseyendo aún la dosis necesaria de pedagogía política se atreven a emplear posturas claramente suicidas, Si no, al tiempo… Perdone, amigo… (se atrevió a interrumpir el buenísimo hombre) Le estaba preguntando por la izquierda, ¿recuerda? ¿Dónde la izquierda?
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