Sociopolítica

Dos modelos para España: Unidad o Escisión

La victoria de España en el mundial de fútbol es el reflejo de un gran trabajo en equipo, de lo que carecen lamentablemente buena parte de nuestros responsables políticos. España ha hecho historia ganando el mundial limpiamente, pero lo más importante es que su gesta constituye un buen ejemplo de lo que podemos conseguir juntos todos los españoles. Unidad en la que no creen, para nuestra desgracia, buena parte de nuestra clase política en Cataluña y en el resto de España y, desafortunadamente también, una parte importante de los ciudadanos catalanes. Me refiero fundamentalmente a todos aquellos que se manifestaron a favor de la creación de la nación catalana y por su independencia, so pretexto de la defensa del Estatut.

Todos los españoles nos hemos sentido identificados con el triunfo de «nuestra selección», integrada por jugadores de las distintas Comunidades Autónomas españolas, incluyendo la catalana; aquella cuyos nacionalistas y socialistas catalanes se empeñan en desmembrar. A todos los españoles nos ha unido el fútbol y nuestros jugadores, y esto es una verdadera lección que debería aprender toda nuestra clase política. Por ello, ni la manifestación del Estatut, ni las diferencias que algunos catalanes se han empeñado en rebuscar, podrán acabar con los sentimientos de unidad que hemos demostrado todos los españoles. Con el nacionalismo separatista no vamos a ninguna parte, ni conseguiremos un mayor bienestar, ni seremos mejores.

La insistencia de los partidos nacionalistas catalanes por imponer su reconocimiento como nueva nación, el obligar a utilizar su lengua vernácula al resto de ciudadanos catalanes, o el intentar trasladar coactivamente su lengua a las Comunidades vecinas, con la ayuda del PSOE y otras formaciones políticas seudo nacionalistas, forman parte del desafío contra nuestra unidad nacional española. La máxima aspiración de la clase política nacional catalanista parece ser que es generar conflicto, con único fin de capturar los votos de sus ciudadanos con perturbaciones identitarias. La cuestión es si el resto de españoles estamos dispuestos o no a facilitarles el mecanismo para sigan tocándonos la moral.

No nos llevemos a engaño, la estrategia del nacionalismo para fundar esa nueva nación, es la imposición de una lengua distinta a la lengua común de todos los españoles en lo que ellos consideran sus territorios, y de la imposición de su doctrina a base de la coacción. Ha ocurrido así siempre en la historia, desde el nacimiento hasta fundación de las nuevas naciones. Lo verdaderamente absurdo de todo esto, es que un partido como el socialista que se considera de ámbito nacional, se haya sumado a ese espíritu reivindicativo de la nación catalana propuesta por el nacionalismo excluyente. No obstante, la indefinición socialista respecto a la unidad nacional, sin lugar a dudas también les pasará factura en estas próximas elecciones generales, como en las autonómicas, pues no se puede seguir manteniendo un estado de las autonomías cada vez más asimétrico e inestable, y donde Cataluña marque el devenir de la vida política e incluso económica del resto de los españoles.

La «furia española» de nuestra selección, es el mejor ejemplo de espíritu de sacrificio, de esfuerzo y superación, de trabajo en equipo, y de motivación española. Nuestra selección ha dado una verdadera lección a nuestros acomplejados políticos. Esos mismos que buscan la división y el enfrentamiento tanto en Cataluña como en el resto de España. Los catalanes son quienes sufren directamente la coacción empleada por algunas fuerzas políticas, como la de los nacionalistas y los socialistas catalanes, que se empeñan en trasladar todo su odio nacionalista identitario contra quienes se sienten identificados con la unidad del pueblo español. No obstante, deberán emplearse con mucho más fuerza y empezar a luchar con empeño por sus derechos para cambiar su propia situación. Es la única manera de conseguir frenar el embiste nacionalista, eso, y pasarles factura cuando llegue el momento de las elecciones. Pues el pueblo español empieza a estar muy harto de la indiferencia de muchos catalanes con su propio futuro.

Hay que entender que la estrategia ideológica nacionalista consistente en imponer la cultura nacionalista a través de la lengua como seña de identidad, y el resto de españoles también debemos saber que su estrategia no sólo es apoyada por los políticos catalanes, también lo es por el propio gobierno socialista español, y contra ellos también debemos luchar nosotros. Esto es lo verdaderamente absurdo, eso y que el partido socialista se haya sumado a ese espíritu reivindicativo, no sólo de la lengua, sino también manifestándose en apoyo del Estatut y contra la sentencia del Tribunal Constitucional, donde el partido socialista aparece apoyando empíricamente la creación de la nación catalana. El comportamiento del gobierno es verdaderamente peligroso para España, pues genera incertidumbre e inestabilidad en un estado de las autonomías cada vez más asimétrico, dejando patente además, de que quien marca el devenir de la vida política en el socialismo español no es el PSOE, sino más bien el PSC de José Montilla.

Gunther Zevallos

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.