LA CATÁSTROFE QUE SE AVECINA
Terminada en Durban la cumbre internacional sobre el cambio climático, hemos podido saber que en resumen todo va a seguir lo mismo. O sea: seguiremos usando para el desarrollo industrial combustibles fósiles en todo el Planeta, a pesar de lo que sabemos que nos puede ocurrir en los próximos años. Sí: en los próximos años y no en el próximo siglo ni dentro de tres décadas. En un artículo sobre la recién clausurada cumbre de Durban, el conocido profesor Noam Chomsky (*) afirma lo siguiente: “La AIEA (Agencia Internacional de la Energía) calculó que si el mundo sigue avanzando por su ruta actual, el presupuesto de carbono se habrá agotado para 2017. El presupuesto es la cantidad de emisiones que puede mantener el calentamiento global en un nivel de 2 grados Celsius, considerado el límite de seguridad.
El economista en jefe de la AIEA, Fatih Birol, dijo: “La puerta se está cerrando… Si no cambiamos la dirección ahora en cuanto a cómo usamos la energía, terminaremos más allá de lo que los científicos nos han dicho que es el mínimo (de seguridad). La puerta se habrá cerrado para siempre”. También el mes pasado, el Departamento de Energía estadunidense informó acerca de las cifras de emisiones para 2010. Las emisiones aumentaron en la mayor cantidad registrada hasta ahora, citó la Associated Press, lo que significa que los niveles de gases de invernadero son más elevados que el peor de los escenarios posibles anticipados por el Panel Internacional sobre Cambio Climático en 2007.
Prácticamente todos los gobiernos están dando al menos pasos vacilantes para hacer algo acerca de la catástrofe que se avecina. Estados Unidos está la cabeza en esto –al revés-. La Cámara de Representantes de Estados Unidos, dominada por los republicanos, ahora está desmantelando las medidas ambientales introducidas por Richard Nixon, que en muchos aspectos fue el último presidente liberal”.
Pese a estos datos que nada bueno auguran, son escasos los artículos que aparecen sobre este tema en los medios de comunicación, excepto algunos alternativos. Casi todos prefieren preocuparse más por especulaciones sobre política y personajes públicos que por interesarse si se podrá respirar dentro de nada, si el agua que bebamos será potable, o los alimentos estarán todavía más contaminados con pesticidas. Tras esto no existen más que los intereses de las grandes corporaciones, grupos financieros y sus tribus de servidores (los llamados “políticos”) y de supuestos expertos anónimos que distribuyen entre la opinión pública – que ellos mismos adoctrinan- la dosis de “tranquilina” diaria para que nadie se altere por nada y lleguemos a ser como los músicos del Titanic mientras el barco se hunde.
UN DELITO GLOBAL
En el libro “Yo, Yo, Yo, la araña en la telaraña”, Gabriele de WÁ¼rzburg (**) podemos leer: “Si analizamos y observamos el estado de nuestra Tierra, diremos con razón: “la naturaleza está en gran medida destruida porque el ser humano actúa en contra. Con métodos que se oponen a los reinos de la naturaleza, el ser humano interviene en los procesos de la naturaleza y de los elementos. Si por ejemplo pensamos en las muchas sustancias nocivas que destruyen los pulmones de la Tierra, los bosques, se nos plantea esta pregunta: ¿con qué ha de respirar la Tierra y cómo ha de abastecer al ser humano con aire rico en oxígeno? ¿Quién ha de acoger y transformar las sustancias nocivas, si los bosques ya no pueden hacerlo?
La regulación del curso de los ríos, el asfaltar superficies verdes, y otras muchas cosas, son intervenciones en la naturaleza, a través de las cuales se perturban los circuitos del organismo Tierra, que forman las aguas. Tampoco la atmósfera puede proteger suficientemente a la Tierra, ya que ha sido destruida en gran medida por las causas del ser humano. Pero en el caso de este delito global y de sus consecuencias muchas personas reconocen lo sucedido, por ejemplo, al hacer afirmaciones como la siguiente: lo que la humanidad ha causado, lo que ha hecho a la naturaleza, afectará también a la humanidad. Y son también bastantes quienes reconocen que cada ser humano ha contribuido o contribuye a la destrucción de la Tierra y también de la atmósfera, y habrá de cargar con las consecuencias de su parte en ello”
¿UNA ESPECIE INTELIGENTE?
Nos hallamos cada vez más cerca de obtener la respuesta de una naturaleza que necesita regenerarse y no cesa de dar avisos mediante tsunamis, terremotos, huracanes, tormentas destructivas, desplazamiento del eje magnético de los polos , etc. en el marco de un cambio climático del que somos responsables como humanidad y cada uno a su medida. Y en esa misma medida, por la ley Causal o ley de Siembra y cosecha, cada uno cosechará los bueno o lo malo que sembró.
Puede que, como especie, la humana nos consideremos a nosotros mismos inteligentes y, damos por supuesto que estamos muy por encima de los animales. Sin embargo no conozco ningún animal capaz de destruir la casa que le cobija. Y en cuanto al sentido de responsabilidad sobre sus acciones, un perro, por ejemplo, nunca actúa contra las leyes de la naturaleza, pero si ha cometido una infracción contra la ley de su amo, es capaz de mostrarse arrepentido cuando se le hace notar, igual que es capaz de sentir el sufrimiento ajeno, pero no puede decirse lo mismo de muchísimos de los seres humanos. Aún tenemos mucho que aprender de los animales antes de que acabemos también con ellos en este proceso hacia el abismo al que nos dirigimos mientras suenan estos días orquestas de villancicos en nuestro Titánic Tierra.
(*) Noam Chomsky es profesor emérito de LingÁ¼ística y Filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y conocido analista político).
(**)Gabriele de WÁ¼rzburg es una profetisa alemana actual, -una hereje para la Iglesia católica o la protestante- que lleva más de treinta años dando a conocer al mundo el mensaje del cristianismo originario en más de 120 libros , algunos de los cuales pueden leerse on line, como Esta es Mi Palabra, o ¿Quién está sentado en la Silla de Pedro?