Hoy y lamentablemente no existen estadistas; no hay (por ejemplo) “un Churchill que tenga las agallas de decir aquello de… sólo sangre sudor y lágrimas puedo ofreceros hoy… pero venceremos”. Los estadistas mundiales murieron y los herederos, no llegan ni a medianías siquiera. Es sencillamente, el por qué se han ido acumulando los desastres económicos, puesto que también es sencillo; no supieron (no quisieron) controlar “la gangrena producida por los grandes buitres especuladores”, cosa que con la fuerza que se supone posee el poder político, pudieron y debieron hacer cuando había tiempo.
Además, quieren (suponiendo que lo quieran) resolver una catástrofe descomunal, con parches y remiendos y además, sin renunciar a los grandes lujos, los grandes y absurdos malgastos y derroches de todo tipo, que irresponsablemente han creado, mantenido y que no quieren resolver con una austeridad que tiene que partir desde los principales centros o núcleos, que más que administrar parasitan el dinero público. Dinero público que no se puede inventar, éste cuando es sano y positivo, tiene que venir de un trabajo productivo y una austera administración.
Por tanto, que nadie sueñe con que esos derroches y gastos y malgasto, que incluso las masas copiaron, van a volver en muchos años; si es que vuelven que yo creo que no y en muchas décadas. El sistema está “más hundido que el Titanic” y como ese barco, reflotarlo no es posible… habrá que crear un nuevo vehículo económico y yo dudo el que estos que dicen dirigir al planeta, sepan o quieran hacerlo.
Puesto que volver a empezar, sería seguir los propios principios naturales que marca cualquier manifestación de vida en el planeta Tierra; y ese no es otro, que “producir al máximo con el mínimo costo” y luego, saberlo distribuir, para que “el hormiguero viva e incluso pueda expansionarse”. O sea, trabajo esforzado, austeridad en el gasto y ahorro máximo para épocas duras. Las monstruosas fortunas no han creado más que miseria, y de ello habló nada menos que Pitágoras, hade dos milenios y medio.
Para ello hay que eliminar el déficit tanto el estatal como el individual o familiar; la deuda no lleva nada más que a la bancarrota o a la quiebra, que es donde hoy se encuentran todos los denominado “Estados modernos” y ello es demencial por lo peligroso. Por tanto que no se anden con cataplasmas y digan de una puñetera vez, qué es lo que hay que hacer y como se hace… “pero que sean ellos los primeros que cojan pico y pala y se pongan a trabajar”. Del cuento o del engaño, se vive un tiempo, pero ya no hay posibilidades de seguir manteniendo el cúmulo de mentiras con que han pretendido gobernar.
Si se hubieran educado (ellos primero) y luego hubiesen educado a las masas, en valores firmes; seguro que hoy no estaríamos en las situaciones límites a que nos han llevado. Y lo terrible, lo inaudito, es que pretenden que el inmenso foso o sima que han producido, lo llenen los de siempre… los indefensos y que apenas pueden vivir, de otra cosa que de sus fuerzas o aptitudes físicas y mentales… el dinero “está desaparecido”.
Por ello, lo que tienen que hacer, es primero de nada, liquidar todos los paraísos fiscales y que ese dinero allí oculto, se ponga en circulación en obras verdaderamente públicas y sociales, que creen riqueza y bienestar para todos.
Que desaparezca la criminal especulación y que sea condenada como el hecho criminal que es en realidad. Que paguemos impuestos todos, todos los que producimos y consumimos, pero que esos impuestos sean equitativos y razonables.
Todo ello unido, es lo que (con mucho sudor y lágrimas… y alguna inevitable sangre) llevaría a las nuevas generaciones a creer en la vida, en el porvenir, en la sociedad y en los verdaderos políticos, que en mi época hubo pocos y de ahí todos los desastres. Y digo nuevas generaciones, puesto que los ya jubilados o a punto de llegar a ello, de esas prosperidades futuras no vamos a ver nada… ya estaremos muertos.
No es necesario ser premio Nóbel, ni dirigir un banco nacional o internacional, para saber lo que es la economía sana y por tanto positiva… esa me la enseñó mi muy querida abuela materna con pocas frases… “Si ganas cinco… no te gastes nunca más de tres… las otras dos te harán falta en el porvenir”; todo un tratado de economía, dicho por una campesina y además analfabeta… pero con una inteligencia y constancia, que ya quisieran la plaga de parásitos que hemos mantenido y seguimos manteniendo.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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