¿Qué se entiende por educación? ¿Qué interpretación damos a la persona educada? ¿Y cuál a la persona grosera?
La educación es una conducta, una actitud y una disposición a una convivencia respetuosa, comprensiva y delicada hacia los demás.
El respeto, palabra clave en la educación, es intentar hacer feliz a los demás con las pequeñas cosas de la vida o, al menos, aceptar las características personales de cada ser humano. A través de estas líneas, la persona que suscribe este escrito, no expresa nada que todos ya sepamos y entendamos es lo más consecuente en las vivencias de cada día, pero aun así, me pregunto: ¿cómo es posible que sabiendo lo que es la educación, lo que representa esa palabra, haya tan poca? ¿O es posible que los maleducados sean los más representativos de la sociedad, porque son, en realidad, a quienes se aprecia más la disonancia?
Y sigo preguntándome: ¿por qué extrañas circunstancias estamos en esta etapa de la Historia de la Humanidad tan deshumanizados y con una falta de delicadeza y escasa educación hacia los demás? ¿Qué nos induce a que haya esta carencia tan evidente en las relaciones humanas? ¿Qué síntomas terrenales promueven tal situación? ¿Quién participa deliberadamente en que así ocurra?
En tiempos atrás, por depurar la palabra en temas más concretos, se decía que las Fiestas de una ciudad eran excesivamente elitistas, que representaban a muy pocos, y habría que hacerlas más para el pueblo. Ahora, en otra etapa de esta hermosa y preciada nación, han llegado a ser las Fiestas como muchos deseaban: más populares. ¿Es posible que se haya pasado de populares a vulgares? Porque de popular a vulgar hay una gran distancia. ¿Entra aquí la educación?
En vez de elevar a la persona vulgar al mundo de la cultura, hemos descendido el mundo de la cultura a la vulgaridad.
¿Es posible que no interese que haya personas inteligentes y cultas? ¿Es necesario y vital que el desarrollo intelectual vague por las planicies del anonimato, para que haya personas que gobiernen a mendigos de la cultura?
Cuando personas cultas y educadas, con sus carencias como cualquier ser humano, expresan y manifiestan sus creencias, convicciones y conocimiento a los demás, sus voces aplicadas llegan a lo más profundo de la mente y generan una sensación cálida y armoniosa en las entrañas. ¿No es más eficaz, digno, elegante y determinante que las personas sean cultas y educadas?
Es de comprender que no todos pueden ser cultos, ni estar a alturas elevadas de inteligencia, pero sí educados – aunque no es preciso ser refinados- y respetuosos.
Cada ser humano tiene un carácter que le proporciona ser más distinguido y delicado o, incluso, más romántico y selecto que otros, pero se debe a su constitución profunda, a su propio ser: “es decisivo en el desarrollo de cada persona, por su propia esencia interna, pero no precisa tal actitud en otros que pueden ser educados sin llegar a ser tan selectivos”.
Cuando no hay sacrificio en corregir a los hijos en conductas groseras y maleducadas, por comodidad o exceso de tiempo lejos de su convivencia, implica que el virus, la contaminación ha entrado en ese hogar. Y si nos planteamos que existen padres en esas situaciones, así como otros que les dan muy poca importancia a ese enfoque, o quienes ya viven con esas secuelas, con ese método, entonces ¿cuántos niños tienen posibilidad de tener una enseñanza constante y profunda del significado de la educación, de lo que realmente representa en la evolución personal y colectiva de una familia, pueblo, ciudad o nación?
¿En qué manantial de la vida se produce la contaminación de la vulgaridad y de la grosería? ¿De dónde parte el interés, la necesidad de mantener una comunidad vulgar? ¿Dónde está la hipocresía o conducta maquiavélica que permite y conduce ese mecanismo? ¿Es posible que aquellos que hacen Leyes Políticas sobre planteamientos académicos, educativos, culturales e intelectuales propicien una libertad falsa, estampando en la firma una aseveración de elevada Cultura, exclusivamente como estrategia, devastando lo natural, lo auténtico, lo verdaderamente intelectual?
¿No será que quieren aborregar, desorientar a las personas, en vez de cultivarlas, para tener un gran poder ante ellas? ¿Será posible que mantengan tácticas muy preconcebidas, para anular las inquietudes de la juventud, de las personas con aspiraciones intelectuales, y pongan a éstos en contra de cualquier sistema anterior, llámese tradiciones ancestrales e, incluso, de tendencias religiosas y espirituales?
La educación simboliza el Amor Universal en este Planeta. Habrá personas que no tienen capacidad para estudiar o para desarrollar según que altas funciones en la sociedad, pero siempre tienen la oportunidad de conocer los verdaderos mensajes de la Vida. Y el Amor Universal se transforma a través de la Atmósfera Natural Humana en la Educación.
Es un privilegio ser educado y culto, porque el hecho de vivir, de desarrollar nuestra inteligencia, nuestra capacidad de adaptación, es adecuado para estar mejor con nosotros mismos y poder evolucionar en cada parcela de nuestra vida.
Hay que ser consciente del verdadero Valor de la Vida, lo que nos permite comprender y entender qué somos y qué podemos hacer.