Sí, es cierto, sigo leyendo, vorazmente, igual que cuando era un crío y en mi casa ya no había espacio para tanto libro y mis padres se veían obligados a revender algunos de mis preciados tesoros literarios a los comerciantes del rastro, para que yo pudiera seguir llenando las estanterías con nuevas adquisiciones… Era doloroso, pero necesario.Y espero seguir leyendo por mucho tiempo, pues deseo que el veneno de la lectura nunca falte en mi torrente sanguíneo: ya se sabe que la lectura alimenta a los espíritus libres… Por eso se incita tan poco a ese sano ejercicio mental que incrementa nuestro criterio, nuestra autonomía, y nuestra capacidad de decidir sin ser víctimas de las manipulaciones…
Cierto es también que, desde hace unos cuantos años, debo confesarlo, mis lecturas han ido abandonado paulatinamente el terreno de lo narrativo, para centrarse más en los ensayos, los libros de desarrollo personal, los de gestión empresarial, etc. Digamos que he pasado en cierta manera del ocio a la formación.
Así, uno de los libros que últimamente he estado leyendo, quizás por eso de ser padre, y ser consciente de la dificultad que conlleva educar a tus propios hijos, y más en esta sociedad que nos ha tocado vivir, es Educar en el asombro, de Catherine L´Ecuyer, ISBN 978-84-15577-42-3, una 9ª edición de 182 páginas, a cargo de Plataforma Editorial (que por cierto, planta un árbol por cada título que publica, lo cual es de agradecer).
Catherine L´Ecuyer trabaja como consultora y formadora para importantes corporaciones, es canadiense, abogada, investigadora y… ¡madre de cuatro hijos!
Quizás sea esta maternidad ‘pluscuamperfecta’ la que le ha llevado a estudiar los procesos de aprendizaje en los niños, y a desarrollar su proyecto más ambicioso al respecto: Apego – Asombro.
Como el título de la obra nos indica, la propuesta educativa de la autora parte de que «… el asombro… Es la motivación interna del niño, su estimulación temprana natural.»
Muchos padres estamos siendo conscientes de que hoy día, nuestro hijos están sobreestimulados, y que con ello estamos anulando su capacidad de asombrarse ante las cosas más sencillas, es más, cada vez resulta más difícil sorprenderles:
«…su adicción a la sobreestimulación le llevará a buscar sensaciones cada vez más fuertes, a las que también se acostumbrará, algo que le llevará a una situación de apatía sostenida, de falta de deseo, de aburrimiento.«
«…el bombardeo externo de estímulos no hace niños más listos… estudios que relacionan la sobreestimulación con problemas de aprendizaje… el visionado del programa Bob Esponja con problemas de aprendizaje y de autocontrol.«
Reflexionaremos con su lectura sobre las consecuencias de la sobreestimulación y la anulación del asombro, pero también sobre la reducción de la infancia, el valor del silencio, la humanización de la rutina, el misterio, la belleza y el culto al feísmo, el papel de la Cultura en nuestra sociedad… o la crítica a la educación mecanicista.
En fin, una lectura muy recomendable para aquellos que no desean para su hijos una sociedad de pan y circo…