Los días corren y el 9-N está a la vuelta de la esquina, pero nadie, comenzando por el propio Gobierno, la oposición y los medios de comunicación, se atreven a citar la palabra “disturbios”, aunque esté en la mente de todos, incluidos los ciudadanos, porque, indefectiblemente se van a producir y no solamente el día elegido para la consulta, sino posiblemente cuando se produzca la declaración de ilegalidad por parte del Tribunal Constitucional (TC), así como la virulencia de los mismos e impensables consecuencias. El ambiente se va tensando por momentos, tanto por parte de la Asamblea Nacional Catalana como a través de las continuas proclamas de los políticos pertenecientes CDC y ERC, quienes están asegurando, veladamente unos y descaradamente otros, que con independencia de la decisión del alto tribunal, las urnas saldrán a la calle y la votación se materializará.
Lo curioso de esta tristísima historia es que el mismísimo Arturo Mas se apuntó al independentismo por obligación y ambición, entendiendo que constituiría su única tabla de salvación para seguir aferrado al poder, y como suele ocurrir, cuando no se cree en algo, la defensa es pobre, falsa, no convence y efectúa declaraciones confusas y/o contradictorias, dependiendo de los acontecimientos y las personas, con el agravio que le produce el que, muy posiblemente, sea su propio socio en la aventura soberanista quien lo ponga en la calle. Mas soñó hace con años con el poder y lo logró, pensando desde que se apunto al independentismo en ser el primer presidente de la República Independiente de Cataluña. Lo triste es que nada de eso se va a producir y si posiblemente ser vinculado a los serios problemas de Pujol.
Nuestros gobernantes viven distanciados de los ciudadanos, siendo el propio Mariano Rajoy el primer practicante de ese alejamiento, acudiendo solamente a aquellos actos donde tienen garantizado el aplauso, pero son incapaces de aparecer donde se corra el más mínimo riesgo de crítica. El distanciamiento, no dar la cara, solo conlleva el ignorar las necesidades reales de los ciudadanos, escuchar sus problemas y proporcionar soluciones. Un elevado porcentaje de mejoras son prometidas en los procesos preelectorales descaradamente orientadas a provocar el voto a favor de la formación política en cuestión, y como consecuencia el poder mantenerse en el poder otra legislatura más. Tratar de encontrarle otra intención sería practicar el autoengaño. En el fondo todo pasa por una descarada compra de voluntades que afecta indiscriminadamente a todos los políticos y sus respectivos partidos.
En cuanto al presunto paralelismo entre el legal referéndum escoces y la pretendida consulta catalana del 9-N, todo parecido es mera coincidencia. Una vez conocidos los resultados del primero y tal como era de esperar, la Generalidad catalana, ha intentando interpretarlos en favor de su independentismo pero con escaso acierto. motivado por el apoyo del 55% optando por continuar vinculados a la Unión.
Como era previsible, el factor edad ha sido definitivo en la salvación del Reino Unido. Concretamente, un 73% (mayores de 65 años) votaron por el «no» a la separación, mientras que la opción elegida por el 71% de los menores de 18 años, se decidieron por la independencia. También es cierto que una gran mayoría de los que votaron la no desvinculación, esencialmente lo hicieron pensando en la libra, la inseguridad de perder las pensiones, la sanidad pública y el incremento de impuestos, influyendo también la pertenencia a la Unidad Europea, la economía, el trabajo y los precios. Si es cierto que algunos de estos aspectos están presentes en la mayoría silenciosa de los catalanes, que no acuden a manifestaciones, pero en su fuero interno son conscientes que desvincularse de España supondría un desastre total.
Para terminar, todo parece indicar que Mas y sus fieles están quemando sus naves, con tal de poder continuar contando con el apoyo de ERC. Los plazos se agotan y las posibilidades de solución también, unido a que el resto de los españoles ya no soportan la matraca catalana a que estamos sometidos por los medios. Actualmente se contemplan dos fórmulas, la primera pasa por que ERC entre en el gobierno de la Generalidad, aunque sea de forma testimonial, dando apoyo a la consulta pero respetando la ley y no sacando las urnas a la calle, o bien, convocar unas elecciones plebiscitarias anticipadas, en las que ERC y CIU concurran con una lista única. Posiblemente no se pongan de acuerdo en el engendro y quizá a Junqueras, ni siquiera le interese adelantar las elecciones y consolidar su poder en las próximas municipales, en las cuales Arturo Mas podrá sufrir otro varapalo que le obligue a abandonar la política, algo que debió haber consumado hace mucho tiempo, entre otras razones porque ya está bien de soportar a este grotesco personaje y mediocre político.
Oriol Junqueras y Arturo Mas, se han estado aprovechando de los injustificables y temerosos silencios de Rajoy, así como de las debilidades e indecisiones del Gobierno, incapaz de arbitrar soluciones y evitando tanto insulto, provocaciones y descalificaciones. Nada más inoportuno que el presidente catalán siga exhibiendo su cínica sonrisa y aires de suficiencia.
Esperemos que las posibles algaradas y manifestaciones callejeras puedan ser controladas y todo este maldito conflicto pueda solventarse civilizadamente y no nos veamos abocados a hacer el ridículo una vez más. En cuanto a la desdeñosa postura del PSC, fué ridículo que de los 11 diputados socialistas, en la votación para convocar el 9-N, solamente tres participaran en la sesión eludiendo el resto sus responsabilidades, olvidando que fueron elegidos para defender los intereses de los ciudadanos. Pedro Sánchez (PSOE) exige a Mas que cumpla le ley, pero se siente incapaz de mantener su autoridad en el PSC. Un líder tiene que serlo, parecerlo y además demostrarlo…Con ese grandilocuente lenguaje de asesores, llamadas telefónicas a programas de TV y encestando balones, solo conseguirá incrementar su descrédito, y los socialistas, una vez más, se sientan frustrados con la democrática elección del nuevo Secretario General auspiciada en los pagos andaluces de doña Susana Díaz.