El Banco Central Europeo se está mostrando torpe y lento en la toma de decisiones, y cuando las toma no está llegando hasta las últimas consecuencias, con lo que lejos de insuflar confianza en los inversores, les está haciendo temblar ante la incertidumbre.
Porque no es lógico que la Reserva Federal estadounidense se haya lanzado a una carrera sin fin en la rebaja de los tipos de interés en su país, para ayudar, así, a la economía real, a la economía del día a día, a la economía que afecta al ciudadano medio, dejando de un lado, por una vez, la teoría económica ortodoxa de los activos financieros, y el BCE se quede anclado en su rigidez de miras.
Una rigidez de miras que no les deja ver más allá de su mandato constitutivo que les obliga a velar por la inflación, o mejor dicho, por la ausencia de ésta, en la eurozona. Sin duda, es importante que no exista inflación, la estabilidad de precios es necesaria para una actividad económica satisfactoria, pero todos, hasta los economistas más ortodoxos, están de acuerdo en que ésta no es una situación normal, sino más bien, altamente excepcional.
Y situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales. En la eurozona estamos entrando en recesión y no es viable tipos de interés del 3.25% en recesión, porque esas cifras ahondan, aún más, en el proceso recesivo.
Porque a ese nivel de precio del dinero los bancos dudan al prestarse entre sí, y exigen altos tipos de interés, y el euribor no desciende todo lo que debería, por lo que los bancos se quedan sin liquidez, y éso provoca que no le puedan prestar dinero a las empresas, las cuáles no pueden hacer frente a sus obligaciones de pago ni a la reinversión necesaria para seguir con su actividad, por lo que tienen que despedir a trabajadores, los cuáles se quedan desempleados y, por tanto, no pueden pagar sus hipotecas, por lo que, al final los bancos se quedan con pasivos sin salida y sin liquidez, cerrando la cuadratura del círculo.
Un círculo vicioso que inicia el Banco Central Europeo, el cuál debería volver a colocar los tipos de interés cerca del 2%, vendiendo así a los inversores que está dispuesto a tomar las decisiones necesarias para evitar la recesión, algo que, por otra parte, sí que han sabido ver a tiempo los gobiernos de la zona Euro.
Por tanto, ya es hora de que los banqueros del BCE se despojen de su mentalidad cuadriculada, y sepan ver la situación en la que se están moviendo hoy, para que tomen las decisiones oportunas.
Y si no, ¿para qué sirve el Banco Central Europeo entonces?