El tamaño promedio de las olas aumentará en muchas partes del hemisferio Sur durante el siglo XXI, pero disminuirá en el Norte, según un estudio internacional sobre el impacto del cambio climático en la actividad de los océanos.
El estudio, publicado en Nature Climate Change el mes pasado (13 de enero), predice un incremento en la altura de las olas de entre 20 y 30 centímetros en un área que cubre por lo menos el siete por ciento de la superficie de los océanos del mundo. Esto se debe a la intensificación de los desplazamientos de los vientos del oeste en el hemisferio sur, como resultado del cambio climático.
La Antártida, Australia, Indonesia y Papúa Nueva Guinea son los cuatro lugares que los científicos creen serán los más afectados.
No obstante, también predicen un descenso en la altura de las olas en una cuarta parte del área de los océanos del mundo, especialmente en el hemisferio norte, con impactos potenciales de largo alcance.
“El descenso en la altura de las olas en los océanos del Norte es una buena noticia para la industria pesquera de allí, porque las aguas estarán más tranquilas”, dice Nobuhito Mori, profesor asociado de la Universidad de Kioto, Japón, y coautor del estudio.
Sin embargo, lo opuesto le ocurriría a la pesca en el Sur, debido a que olas más grandes podrían hacer las condiciones más difíciles, añade Mori. Advierte que la industria de las algas marinas también podría verse afectada, debido a que las olas más grandes son perjudiciales para las algas y evitan el establecimiento de las plantas.
Explica a SciDev.Net que las olas más grandes en el Sur también podrían afectar los arrecifes de coral y traer cambios en la morfología costera, “debido a que los sedimentos costeros son influenciados por la altura de las olas”.
John Pariwono, científico marino del Instituto Agrícola de Bogor, Indonesia, concuerda en que el aumento de la altura de las olas podría afectar a los arrecifes.
“Olas más grandes podrían disminuir la intensidad de la luz del sol para los arrecifes coralinos, lo que no es bueno para ellos”, afirma.
Pariwono cree que si el tamaño de las olas aumenta como se ha predicho, perjudicaría la pesca en el Sur, siendo los pescadores tradicionales el grupo más propenso a ser afectado.
Las comunidades costeras de Indonesia y Papúa Nueva Guinea están entre las más pobres del mundo y dependen en gran medida del océano para su supervivencia. Un informe del Departamento de Estado de los EE.UU. estima que las pesquerías costeras de Indonesia han crecido en un 40 por ciento en los últimos diez años y que la pesca genera alrededor del 20 por ciento de la economía del país.
“Deben cambiar la manera en que usan los recursos para sobrevivir”, subraya Pariwono. “En el futuro, podrían recurrir más a la acuicultura”.
Al ser preguntado sobre predicciones específicas de la altura de las olas para otros países como Tailandia y Filipinas, Mori explica que los mares estrechos en esas áreas tienen una variabilidad natural mayor y más microclimas, por lo que es difícil hacer proyecciones en este momento.
Nuestro estudio tiene un enfoque global y por lo tanto no es capaz de determinar la altura de las olas de áreas oceánicas específicas y estrechas. Sin embargo, estamos pensando que ese sea nuestro próximo proyecto”, finaliza.
REFERENCIAS
Nature Climate Change doi.org/10.1038/nclimate1791 (2013)
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Dyna Rochmyaningsih
SciDev.Net